25 agosto 2006

Cinema Revival: Johnny Guitar (1954)



ELLA CONTRA TODOS

En el año 1957, un tal Jean-Luc Godard, apóstol de la nueva crítica francesa antes que cineasta y gurú (más tarde) del cine más moderno que hemos visto nunca, aseguraba apasionadamente que “si el cine no existiera, Nicholas Ray, por sí solo, da la impresión de que podría inventarlo”. Y añadía fervoroso que el cineasta norteamericano aglutinaba en sí mismo “todo el cine. Únicamente el cine”. Y eso es “Johnny Guitar” desde la perspectiva histórica que tenemos más de cincuenta años después: una obra maestra única en uno de los géneros más fecundos de la Historia del Cine Universal.
Hay en la filmografía de Ray, como en la de todos los grandes artistas, unas constantes identificativas. Es “Johnny Guitar” un western rupturista y transgresor desde la construcción y percepción de unos personajes femeninos de fuerte carácter, como el de Joan Crawford y Mercedes Mcambridge, capaces de dominar el entorno hostil que las circunda, y lo que es más importante: dominar a los hombres. Por tanto, es un filme que se adelanta en el tiempo. Cuenta básicamente como los amantes que se encuentran en un momento de gran tensión luchan para encontrar su lugar en el mundo. Este simple relato no es nada nuevo, el mito de Nicholas Ray se ha cimentado en fluidas narraciones, bien construidas, repletas de personajes conflictivos, enigmáticos, perseguidos por la fatalidad, supurando un romanticismo exacerbado y fatalista. Seres conscientes de su destino trascendental. “Los amantes de la noche y Rebelde sin causa” son también dos obras maestras de su director que beben convenientemente de estos ingredientes. Los temas recurrentes no son redundantes si hay una mirada propia que los tamiza. Y a fe mía que en este caso la hay.
Desde la vertiente artística, Ray se mueve con facilidad en el metrocolor (no hay que olvidar que este filme es de bajo presupuesto) en el cual, es capaz de componer planos de una inigualable belleza y complejidad. El juego cromático (otra constante) es singular. Las camisas de la Crawford contrastan con un entorno más sombrío y delatan una introspección psicológica y dramática de hondo calado. Sería mejor no hablar de ese pañuelo rojo chillón, que al igual que la guitarra, la botella, la ruleta u otros elementos conforman un pequeño gran catalogo de la melancolía y sobretodo, una declaración de principios ideológicos. La música en fin, como no podía ser de otra forma, tiene un carácter narrativo y es indispensable en el transcurso de la trama.
“Johnny Guitar” es la fábula de fábulas, metáfora política de su tiempo (colea aún el Mcarthismo como ya había hecho Fred Zinneman en “Solo ante el peligro”), tenemos la sensación, ya eterna, de que “Johnny Guitar” posee la intensidad intacta, la emoción inalterable, el aura esplendorosa. Es difícil encontrar, si no imposible, un filme de nivel lirico y romántico tan alto, de aliento épico tan acusado. Todo como antaño. Todo tal cual, o quizás mejor que cuando aquel rebelde francés con gafas, de pluma y genialidad inquieta, escribió en el Cahiers du Cinema nº 68 sobre aquel hombre maldito. El sabio hedonista, cuya vida, en la mejor tradición artística norteamericana (véase a Huston, Warhol, Poe, Hemingway, Capote, etc.), desplegó una sombra tan alargada que engrandeció su propia obra. Es por ello, que desde la eclosión de la Nouvelle Vague, el final del cine para muchos, Ray y su obra cayeron el olvido. Es hora de resucitar al Cine. “Únicamente el Cine”.
FICHA TÉCNICA:
Director: Nicholas Ray
Guión: Philip Yordan
Fotografía: Harry Stradling Sr.
Música: Victor Young
Intérpretes: Joan Crawford, Sterling Hayden, Mercedes Mccambridge, Scott Brady, Ward Bond, Ben Cooper, Ernest Borgnine, John Carradine

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