07 enero 2007

Cinema Revival (XVIII): Tres Colores: Blanco (1994)


POLONIA Y EUROPA


Hay tremendas diferencias de éste, el segundo capítulo del tríptico ("Azul" fue el primero). En este filme, rodado también en el año 1993, Kieslowski renuncia a los anhelos metafísicos anteriores, a los espacios transformados por la luz y a la trascendencia que le caracteriza. Mantiene, como no podía ser de otro modo el carácter intimista de su filmografía. Sin embargo, el tono eminentemente trágico del primer filme deja paso a una historia tragicómica y surrealista, en el que el color blanco tiene el simbolismo extremo de la Igualdad. ¿ Qué mejor color para definir la igualdad que la ausencia de color?.
El film nos sitúa de entrada en un juzgado de París. Allí, encontramos a Karol, un peluquero polaco. El autor, mientras el personaje busca la sala del juzgado, intercala planos de una vieja maleta en una cinta de portaequipajes con una intención clara: Karol es un emigrante, un extranjero en tierra extraña. Su esposa le ha denunciado porque entiende que el matrimonio no es legal y porque asegura no amarle. Karol intenta defenderse en vano. Grita al jurado: ¿ dónde está la igualdad?. No hablar francés y ser polaco lo convierte en un ciudadano de segunda categoría con menos derechos. Estas escenas están rodadas con extrema sencillez: planos medios y primeros planos con una delicada fotografía.
Tras la frustrante experiencia, el emigrante polaco, se hace mendigo. Conoce en el metro a Mikolaj: un compatriota más afortunado materialmente pero desdichado desde el punto de vista moral. Es un personaje misterioso, casi sobrenatural, el infeliz que teniendo dinero y amor no desea seguir viviendo, un inconformista de ambiciones místicas que ve en la muerte una salvación. Los diálogos son frescos y transcurren en una suerte de narración fluida a través de planos-contraplanos. Los primeros planos son muy nítidos, resaltados por fondos borrosos (ausencia de profundidad de campo). Karol desea volver a Polonia, retornar a las fuentes. Algo ha hecho mal para que sea expulsado del paraíso y en su país podrá descubrirlo. Pero antes, en un ataque de amor “fou” intenta recuperar a su esposa. Es la escena en que Kieslowski hace un sentido homenaje a Jean-Luc Godard cuando Karol muestra a Mikolaj el apartamento en el que vive Dominique, y próximo a la ventana de ésta, se encuentra el cartel de la película del legendario director francés “El desprecio” (Le Mepris; 1963 ). Este filme, personal adaptación de una novela de Alberto Moravia, crónica de infidelidades y fracasos sentimentales, transcurre en un edificio similar y se corresponde con la desesperación de Karol (rostro descompuesto en la cabina de teléfonos, los dos francos que simbolizan la deuda con la Europa rica). El amor según Kieslowski, a pesar de los años pasados, respira nostalgia y rinde culto a aquel amor vitalista de los albores de la Revolución Cultural.
La llegada a Polonia nos muestra cambios sustanciales, otro país, otro mundo, otras gentes, otros sueños… Un país que se recupera de un trauma reciente y lucha por pertenecer y adaptarse a una realidad desconocida: Europa. El autor, se vuelve más cínico, más ácido con su propio país. Karol llega a Polonia metido dentro de una maleta, la cual es robada por los trabajadores del aeropuerto. A través de sus ojos percibimos claramente una sociedad en crisis: instituciones corruptas, mafias, dinero negro, economía sumergida, etc…El color blanco toma mayor protagonismo en forma de nieve, y en contraste, los interiores son oscuros, casi en penumbras.
Karol, metáfora de la nueva Polonia, comprende que ha de enriquecerse, prosperar aunque sea por medios fraudulentos para hacerse merecedor de su esposa Dominique, es decir, de Francia, de la Europa opulenta. Por ello, comienza a comprar tierras con las que especular y enriquecerse. Su amor es la metáfora clara del idilio entre los países del Este con la Europa capitalista.
La caída del Muro de Berlín, hizo que algunos autores hablaran del Fin de la Historia y de la legitimación del Liberalismo capitalista. Para Kieslowski, debe haber otros caminos: la Europa rica debe ser solidaria y ayudar a la más desfavorecida. Debe haber un respeto mutuo. Solo de esa forma, se logrará avanzar. De lo contrario, el drama será irreversible, como en el final del filme: lo que pudo haber sido y no fue. Las imposiciones nunca son buenas. El capitalismo ha sido un trauma para estos países porque ha mostrado su cara más siniestra tras décadas de comunismo. Las igualdades ficticias se pagan caras. Si no estudiamos la Historia y respetamos las diferencias lo único que fomentaremos es rencor. Tal fue el sentimiento de Karol al ser expulsado del paraíso.


FICHA TÉCNICA:


Título Original:
Trois couleurs: Blanc
Año:
1994
Duración:
92 min.
Director:
Krzysztof Kieslowski
Guión:
Krzysztof Piesiewicz & Krzysztof Kieslowski
Música:
Zbigniew Preisner
Fotografía:
Edward Klosinski
Reparto:
Zbigniew Zamachowski, Julie Delpy, Janusz Gajos, Jerzy Sthur, Grzegor Warchol, Jerzy Nowak, Aleksandr Bardini, Cesary Harasimowicz, Jerzy Trela, Juliette Binoche, Florence Pernel

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