21 febrero 2007

Cinema Revival (XXVIII): Novecento (1976)




LUCHA DE CLASES, REVOLUCIÓN Y UTOPÍA

La inmersión y estudio ideológico que un cineasta como Bernardo Bertolucci suele realizar en sus películas no deja indiferente, y es además, material controvertido y susceptible de debate. Echando un vistazo a su flamante filmografía, Bertolucci es, indudablemente, el cineasta vivo cuya militancia, o sea, inquietud del artista por mostrar una determinada realidad injusta o revivir acontecimientos concretos de la Historia con el ánimo de exponer un determinado ideario, es tan firme como honesta. Ejemplos clarísimos los tenemos desde el inicio de su trayectoria con títulos de culto como “Antes de la Revolución” (1964) o “El conformista” (1970) hasta llegar al exquisito y muy sui generis revival del Mayo del 68 en “Soñadores” (2003). Aunque sin ningún género de duda, su título más ambicioso y en el que se reflejan con mayor (o menor según se mire) acierto todas sus inquietudes es en “Novecento” (1976).
Dicho filme es un fresco grandioso estructurado en dos actos que muestra los conflictos sociales entre campesinos y terratenientes agrarios a lo largo de la primera mitad del siglo XX en Italia. Es además, la epopeya de dos individuos cuya condición social habrá de marcar sus vidas para siempre con el trasfondo de la Historia como testigo. La muerte de Verdi el 1 de enero de 1900 supone un cambio en la Historia italiana. La entrada de una nación joven en una contemporaneidad que avanza al ritmo que marcan las revoluciones urbanas, tecnológicas y unos incipientes pero firmes movimientos obreros que quieren dejar atrás el Antiguo Régimen y todo sus anacronismos.
Sin embargo, ese señalado día del calendario nacen también dos niños. El primero, Alfredo Berlinguieri (Robert de Niro) es el nieto del terrateniente más poderoso de la zona. El segundo, Olmo Dalcaux (Gerard Depardieu) es el bastardo de un clan de paupérrimos campesinos que trabaja las tierras del primero en unas condiciones que podrían calificarse de feudales. Es a través de los ojos de estos dos sujetos que Bertolucci personifica y le pone rostro a la lucha de clases, al eterno conflicto entre ricos y pobres, al motor y paradigma histórico por antonomasia: la lucha por la justicia social y la anhelada igualdad entre los hombres.
Cinematográficamente se trata de un filme impecable. Pese a sus más de cuatro horas de duración, la narración no es en absoluto tediosa, ni siquiera irregular. La puesta en escena es sencillamente excepcional. La cámara está siempre en constante movimiento con travellings, panorámicas, barridos, movimientos virtuosos con grúa que van desde planos generales hasta planos más cercanos, quizás buscando la trascendencia de los individuos en un conjunto arrebatadoramente sublime. Subyace en Bertolucci, seamos francos, un tono claramente izquierdista, un discurso reivindicativo en el que toma partido, un pulso nervioso, la convulsión emocionante de encontrarse en un momento único en la Historia de la humanidad: los Movimientos Obreros y la consolidación del Socialismo como ideología vital para comprender al ser humano y la esperanza de un futuro mejor.
Desde el punto de vista artístico su disección es de una gran complejidad. La monumental fotografía de Vittorio Storaro, en un juego de tonalidades lumínicas inspirado en la pintura realista de finales del XIX de pintores como Corot o Millet, son de lo mejor que se haya hecho nunca. El estudio de toda la parafernalia y la simbología revolucionaria del periodo es reflejada con rigor. La música del gran Ennio Morricone enfatiza con acierto y emociona con frenesí a partes iguales. Por no hablar de un elenco actoral antológico (De Niro, Depardieu, Sandrelli, Sanda, Lancaster, Sutherland, etc..) y no solo por su amplitud sino también por su calidad. Poco más se puede pedir.
Pasados ya algo más de treinta años, “Novecento” puede y debe ser considerada una inefable oda al campesinado, un himno al orgullo del proletariado y a la resistencia de los subalternos. Pese a su bendita subjetividad y pese a sus delirios surrealistas (acercándolo a veces al folletín sobre todo en el segundo acto), es un implacable testimonio sobre la lucha por la sociedad perfecta. Es, y habrá que convenir en ello con audaz determinación, una Obra Maestra impresionante sobre la Historia del “problemático y feliz” (cito el tango) siglo XX. Sobre el lugar que los hombres han de encontrar en el mundo más allá de las condiciones impuestas desde su cuna. Y es, en definitiva, una lección de cine y poesía, pues muestra que pese a la grandeza de las ideas e ideologías, las ambiciones humanas y la crueldad del tiempo, estamos hechos para amar y ser amados y tal vez (solo tal vez) todo pueda reducirse a la inexorable búsqueda del “otro”.


FICHA TÉCNICA:

Título Oríginal: Novecento (1900) Año: 1976 Duración: 314 min. Director: Bernardo Bertolucci Guión: Franco Arcalli, Giuseppe Bertolucci, Bernardo Bertolucci Música: Ennio Morricone Fotografía: Vittorio Storaro Reparto: Gérard Depardieu, Robert De Niro, Dominique Sanda, Stefania Sandrelli, Donald Sutherland, Burt Lancaster, Sterling Hayden, Francesca Bertini, Laura Betti, Werner Bruhns, Stefania Casini, Anna Henkel, Ellen Schwiers, Alida Valli, Romolo Valli


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo!!!! me han emocionado sus palabras y me han entrado ganas de ver esta obra cumbre

Anónimo dijo...

A emular se ha dicho... snif... snif...

Anónimo dijo...

bertolucci forever, lo mejor que ha parido madre. Sobre todo cuando las mujeres resisten a la guardia rural y se tiran al suelo a los pies de los caballos. Todo un simbolo

Diebelz dijo...

¡ Nada que objetar ! La escena final habla de por sí , con una simple acción y una imagen se resume toda la historia...¿acaso el futuro ?

Running is Life dijo...

¿ por qué no? aunque díficil no es imposible