EL HORROR DE LO COTIDIANO
Decía André Bretón, gurú fundador del movimiento surrealista, que “lo que hay de admirable en lo fantástico es que no existe lo fantástico, pues todo es real”. Esta acertada sentencia describe a la perfección esta inclasificable “Three... Extremes” (2004). Como su propio nombre indica, supone la extrema mirada de tres de los más reputados directores orientales de la actualidad sobre la irrupción del horror en lo cotidiano. Cocktail explosivo y transgresor de un cine lejano pero repleto de creatividad y talento.
En primer lugar, el director de Hong-Kong Fruit Chang nos presenta con “Dumplings” una truculenta narración sobre la obsesión por la belleza. En forma de moderna fabula, Chang dirige una mirada detallista y estéticamente atractiva e hiperrealista a la búsqueda del elixir de la eterna juventud. Como suele suceder en este tipo de aventuras contemporáneas, las consecuencias son devastadoras aunque es mayor el ruido y la apariencia que el recuerdo que habrá de quedar en el futuro.
El segundo relato es obra del surcoreano Park Chan-Wook, cineasta consagrado en occidente por su excelente “Old Boy” (2003). Aquí presenta “Cut”, especie de relato terrorífico en lo que nada es lo que parece. Como en un cuadro de Magritte o Delvaux, realidad y ficción se mezclan haciéndonos reflexionar sobre las consecuencias que nuestros actos más nimios y triviales pueden tener en los demás. Es una historia durísima y visualmente espeluznante, con claras reminiscencias de “Old Boy”, desde la violencia hasta el exquisito gusto músical.
Decía André Bretón, gurú fundador del movimiento surrealista, que “lo que hay de admirable en lo fantástico es que no existe lo fantástico, pues todo es real”. Esta acertada sentencia describe a la perfección esta inclasificable “Three... Extremes” (2004). Como su propio nombre indica, supone la extrema mirada de tres de los más reputados directores orientales de la actualidad sobre la irrupción del horror en lo cotidiano. Cocktail explosivo y transgresor de un cine lejano pero repleto de creatividad y talento.
En primer lugar, el director de Hong-Kong Fruit Chang nos presenta con “Dumplings” una truculenta narración sobre la obsesión por la belleza. En forma de moderna fabula, Chang dirige una mirada detallista y estéticamente atractiva e hiperrealista a la búsqueda del elixir de la eterna juventud. Como suele suceder en este tipo de aventuras contemporáneas, las consecuencias son devastadoras aunque es mayor el ruido y la apariencia que el recuerdo que habrá de quedar en el futuro.
El segundo relato es obra del surcoreano Park Chan-Wook, cineasta consagrado en occidente por su excelente “Old Boy” (2003). Aquí presenta “Cut”, especie de relato terrorífico en lo que nada es lo que parece. Como en un cuadro de Magritte o Delvaux, realidad y ficción se mezclan haciéndonos reflexionar sobre las consecuencias que nuestros actos más nimios y triviales pueden tener en los demás. Es una historia durísima y visualmente espeluznante, con claras reminiscencias de “Old Boy”, desde la violencia hasta el exquisito gusto músical.
Finalmente, el japonés Takashi Miike expone con “Box” un experimento formal y narrativo. La desoladora experiencia de un trauma infantil es en manos de este cineasta la oportunidad de mostrar el dolor de la ausencia, la soledad y la melancolía del individuo en los tiempos de Internet. La redención es imposible, ni siquiera en los sueños. Todo ello con una antinarración y unas opciones estéticas repletas de contrastes y colores llamativos, frialdad interpretativa y distanciamiento formal.
El conjunto merece la pena ya que no todos los días se pueden admirar tres películas en una, aunque no se trata, ni de lejos, de las mejores creaciones en las filmografías de estos cineastas. Sin embargo, es interesante observar el gusto oriental por los relatos transgresores. Y como decía al principio, lo realmente horrible es que lo que se cuenta está aderezado de un realismo familiar. De alguna manera, lo extraordinario se incrusta en nuestra vida como una segunda piel. Son tres saltos al vacío de la ética sin red. Tres reflexiones lúcidas sobre la tragedia existencial que puede invadirnos en momentos determinados de nuestra vida. Tres puntos sin retorno. No es poco.
El conjunto merece la pena ya que no todos los días se pueden admirar tres películas en una, aunque no se trata, ni de lejos, de las mejores creaciones en las filmografías de estos cineastas. Sin embargo, es interesante observar el gusto oriental por los relatos transgresores. Y como decía al principio, lo realmente horrible es que lo que se cuenta está aderezado de un realismo familiar. De alguna manera, lo extraordinario se incrusta en nuestra vida como una segunda piel. Son tres saltos al vacío de la ética sin red. Tres reflexiones lúcidas sobre la tragedia existencial que puede invadirnos en momentos determinados de nuestra vida. Tres puntos sin retorno. No es poco.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Takashi Miike, Park Chan-wook y Fruit Chan.Países: Corea del Sur, China y Japón.Año: 2004.Duración: 125 min.Género: Terror, fantástico.Interpretación: Kyoko Hasegawa (Kyoko), Atsuro Watabe (Yoshii/Higata), Lee Byung-hun (Director), Lim Won-hee (Extraño), Kang Hye-jung (Mujer del director), Miriam Yeung (Qing Li), Miki Yeung (Kate), Bai Ling (Mei), Tony Ka-fai Leung (Lee).Guión: Haruko Fukushima, Park Chan-wook y Lilian Lee.Producción: Naoki Sato, Shun Shimizu, Fumio Inouse, Ahn Soo-hyun y Peter Ho-sun Chan.Música: Kôji Endô, Peach y Chan Kwong-wing.Fotografía: Koichi Kawakami, Chung Chung-hoon y Christopher Doyle.Montaje: Yasushi Shimamura, Kim Sang-bum, Kim Jae-bum y Fruit Chan.Diseño de producción: Takashi Sasaki, Yoo Seong-hee y Yee Chung-man.Dirección artística: Pater Wong.
1 comentario:
La segunda historia es brutal. Algo inclasificable y poco visto
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