CARNICERO CONOCE A PROFESORA
Cuando "Marty" (1955)se convirtió en un rotundo éxito y ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes se constataba algo evidente: Hollywood había cambiado. Tanto Delbert Mann como Paddy Chayefsky (director y guionista respectivamente) formaban parte de un nuevo grupo llegado del universo televisivo con la clara percepción de que los cánones del viejo cine norteamericano habían caducado irremisiblemente. "Marty" representa la antítesis, tanto en la forma como en el fondo, de la gloria y el idelismo del "Star-system". En su lugar, cineastas como Sidney Lumet, Arthur Penn, Robert Mulligan, Mark Robson o el propio Elia Kazan entre otros optaron por dar un giro hacia el verismo en sus narraciones, hacia un realismo psicológico, contextual e histórico en el que se muestran las cosas despojadas de ese halo de idealización propio de la "Epoca Dorada".
"Marty" de Delbert Mann, exito televisivo antes de su salto a la gran pantalla, cuenta la curiosa historia entre un carnicero solterón y una profesora. Ante esta simplicidad, sorprende gratamente el trasfondo de arcos narrativos paralelos que abarca el filme (buena parte de culpa del guionista Paddy Chayefsky). Se trata indudablemente, de uno de los retratos más veridicos que sobre la soledad del ciudadano de a pie se hayan hecho nunca. Y a la vez, es un retrato sobre el amor soñado y finalmente logrado por causa de la toma de conciencia entre los banales prejuicios de la comunidad. Pero no solo eso, el duo Mann-Chayefsky nos acerca a los entresijos más intimos de la comunidad italoamericana, sus costumbres, tradiciones, así como la necesaria pero díficil interacción con otros grupos culturales de la megalópolis neoyorquina.
Cinematograficamente impecable. Aún no han sido superadas las escenas de dos actores a reivindicar: un Ernest Borgnine ganador del Oscar por su papel del carnicero Marty, y una Betsy Blair antes de ser dirigida en la soberbia "Calle Mayor" (1956) de Juan Antonio Bardem. Actriz peculiar siempre minusvalorada pero adorada entre los cinéfilos de paladar negro.
Y es que cuando Delbert Mann rodó aquella escenas exteriores en la que las dos almas deambulan por Brooklyn hablando de su claustrofóbica cotidianidad y la infinita infelicidad de una vida fugaz sin señales de cambio... Como cuando Marlon Brando y Rod Steiger se sinceran en la parte trasera de un coche en "La ley del silencio" (1954) de Elia Kazan. Justo ahí, en los instantes en que tan importantes son las palabras como los silencios, tan cruciales éstos como las miradas se establece la modernidad del cine USA. Una modernidad que de algun modo trataba de democratizar por igual la felicidad y la desdicha del individuo corriente más allá de su origen, religión o color de piel. Modernidad susceptible de representación para deleite de un espectador identificado y consciente de los conflictos y dilemas de su tiempo.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Delbert Mann. Productor: Harold Hecht. Guión: Paddy Chayefsky . Fotografía: Joseph LaShelle. Música: Roy Webb. Duración: 91 min. Intérpretes: Ernest Borgaine, Esther Minniciotti, Betsy Blair, Augusta Ciolli, Joe Mantell, Karen Steele, Tommy Jerry Paris.
4 comentarios:
Para nada de acuerdo aunque me ha gustado mucho su texto. Creo que "Marty" ya fue superado por pelis como las de Jim Jarmusch, por nohablar del cine japonés
Para nada de acuerdo aunque me ha gustado mucho su texto. Creo que "Marty" ya fue superado por pelis como las de Jim Jarmusch, por nohablar del cine japonés
no creo que la profundidad de Mann pueda compararse...
a "emular" se ha dicho y rapido
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