31 julio 2007

¡ ANTONIONI ha muerto !


Ingmar Bergman no se ha ido solo. El cineasta sueco no atravesará en solitario el umbral del Parnaso de los Elegidos. Para desgracia del arte cinematográfico habrá de acompañarle el cineasta italiano Michelangelo Antonioni (1912-2007).
Antonioni fue un adelantado a su epoca. Un hombre que fue crítico antes que director y cuya concepción del mundo le empujó a transgredir continuamente. Antonioni fue un kamikaze del celuloide. Desde sus primeras obras concebidas a la luz de la escuela neorrealista como aquella sobrebia opera prima "Gente del Po" (1943) o la más tardía aunque también excepcional "Crónica de un amor" (1950).
El cineasta italiano toma conciencia y no se conforma con hacer un cine de corte realista y convencional. Desea romper con esas convenciones formales, estéticas, narrativas y temáticas tratando de romper con el cine de siempre. Antonioni se labra una carrera al margen del sistema en el que pueda exponer un discurso propio y mostrar su propio mundo interior. Filmes como "Las amigas" (1955) o "El grito" (1957) son exquisitos ejemplos de una evolución que se va a ver con mucha más claridad en la archifamosa "trilogía de la incomunicación" formada por "La aventura"(1960), "La noche"(1961) y "El eclipse" (1962). Obras Maestras en las que este autor se hace inmortal y cautiva la atención de todos los cinefilos indagando sobre las posibilidades de las relaciones humanas y sus limitaciones dentro los marcos narrativos vigentes hasta ese momento. Es a su vez, la oportunidad de mostrar la decadencia incosnciente de las clases pudientes y su imposibilidad para expresar cualquier tipo de sentimiento. El eclipse narrativo (haciendo uso del último título) supone un eclipse sentimental.
Posteriormente, y ya en la cima de su popularidad como Autor, Antonioni realiza filmes auténticamente relevantes en los que profundiza (más si cabe) en esas inquietudes suyas. "Desierto rojo" (1964), "Blow-up" (1966) o "Zabriski point" (1970) son filmes muy célebres.
En conclusión y con la máxima objetividad: se ha ido un genio del cine. Un visionario que veía en su obra un motivo de reflexión, no para la crítica del momento, sino para la del futuro. Convencido de haber roto con todo y haber salido indemne del desafío, Antonioni ha regalado al cine la dicha de la transgresión y la búsqueda del límite. Límites entre lo real y lo que percibimos, entre el relato y la antinarración, entre el conflicto y la reconciliación. Todo siemprte bien aderezado con las dosis necesarias de humanismo y valores para los que este mundo del futuro, el cual Antonioni pensaba sería más receptivo a su obra, carece y necesita urgentemente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

triste verano para el cine entre otros desastres que nos asolan