05 agosto 2008

Solsjenitsin: Conciencia del siglo XX


Ha muerto Alexander Solzjenitsin. O lo que es lo mismo, la conciencia viva y el espíritu crítico reeencarnado de una figura indomable. Se trató de un nombre ligado fatalmente a la contemporaneidad cuyo destino siempre estuvo ligado a contar, a dar fe y a expresar los males del Sistema Socialista Soviético. Solzjenitsin destripó en sus libros las tinieblas del "stalinismo" y de un plumazo desmitificó los supuestos paraisos de la Europa oriental.
Hay muchas razones, aunque solamente citaré dos, para entender que el siglo XX no es posible sin su rostro. En primer lugar, para los que amamos la Literatura, la obra de Alexander Solzjenitsin corrobora en cada una de sus letras la genialidad reconocida. Además, su obra más reconocida "Archipiélago Gulag" (1973) conforma junto a "Vida y destino" (1959) de Vasili Grossman y "Doctor Zhivago" (1958) de Boris Pasternak el gran tríptico de la literatura rusa del siglo XX. Un auténtico monumento a las letras que, de una manera u otra, se las ingeniaba para mostrar la tragedia del totalitarismo y la desilusión de una de las utopías más grandes concebidas por la humanidad.
En segundo lugar, para los que tenemos una cierta sensibilidad política, la figura de este escritor ruso nos ha ayudado a comprender con mayor sosiego (y menos pasión) las ideologías(llamésmosles políticas o sociales). Creo que con Solzjenitsin muere el marxismo como anhelo y ese socialismo de Estado que dañó las libertades de todo un pueblo. Con él conocimos (algunos no lo creen aún) el Gulag, la purga, los interrogatorios, la tortura, la humillación. Pero aunque parezca increible, en su obra nos enseña y habla de la fe y del amor al prójimo. De cómo el camino de la reclusión y el destierro producen la purificación del individuo. Una bondad sublime recorre aún esas ideas que tal vez puedan ser discutibles pero nunca quebrantadas ni violadas.
Así, el mundo del arte y la política están de luto. Y se que las palabras no sirven de nada cuando el hombre al que se refieren ha marchado hacia la eternidad. Los homenajes son para reconfortar a los vivos. Solzjenitsin (creo) no hubiera querido eso. Nos queda su obra. Vamos a reivindicarla hoy y siempre que podamos.

1 comentario:

Diebelz dijo...

Creo que acertastes con tu opinión. Solshenitzyn, como bien mencionas, me dió a conocer ésa calavera que se ocultaba tras el rostro del totalitarismo estalinista. Creo que hay que resaltar éste fenómeno porque siendo de generaciones venideras y tras tantas décadas, su libro sigue presente. Con el homenaje solamente renace su voz que, como bien dices, jamás caerá ( o por lo menos no debería ) en un atroz silencio. Por cierto, coincidimos en el post de hoy, jeje.
Salu2 y bravo !