LAS RAZONES DE MI HERMANO
La barbarie germina hasta en el jardín más paradisíaco. Hay, lamentablemente, personas e instituciones que alimentan un discurso de odio y confrontación que engancha a muchas personas. Un discurso sin razones que conlleva de manera clara las semillas de la violencia. De eso trata “American History X” (1998) de Tony Kaye . De cómo ciertos jóvenes desorientados y confundidos son seducidos por el totalitarismo y la intolerancia en los tiempos de la globalización y la interculturalidad. Estas son las paradojas que nos toca sortear por desgracia.
Podríamos asegurar sin temor a equivocarnos que “American History X” es un filme arriesgado. No en sus formas pero si en sus temas y actitudes. Y ambas no pueden vivir separadas, lo cual lo convierte en un tour de force frenético por los senderos del nazismo del siglo XXI. Narrada con un realismo atroz, cuenta a través de varios flash-backs en blanco y negro, el descenso a los infiernos de un joven en la Norteamérica de hoy. De sus creencias, de su fe en algo que cree le completa como individuo, de las influencias de sus actos en su familia y sobre todo en su hermano menor (del que es idealizado modelo), tan hechizado como él por la antigua parafernalia del nacionalsocialismo. Pero a su vez cuenta (y esto es clave) el relato de una toma de conciencia, de una redención. Sin embargo, todo tiene consecuencias y nada es en balde.
Es un filme que no puede despojarse fácilmente de su tono moralizante. Lleva tatuado en sus imágenes un afán pedagógico brutal que le resta calado cinematográfico y relevancia para el futuro. Combinando el color y el blanco y negro, utilizando la voz en off para subrayar aún más, con una visión de la violencia muy contenida y un elenco actoral absolutamente excepcional, se redondea un filme tan crudo como necesario.
Y es necesario porque pone de relieve procesos actuales que no pueden pasar inadvertidos. A saber, que la globalización debería traer tolerancia y convivencia pacífica entre diferentes culturas y sin embargo reafirma las diferencias y azuza la desconfianza social y cultural. Que la Historia y su conocimiento son vitales para afrontar un futuro de esperanza. Es un filme que, en fin, predica a viva voz los beneficios y bondades de conocer al otro sin tapujos ni condiciones y avisa del peligro fácil de esconderse en utopías vacuas que predican superioridades y purezas biológicas, privilegios históricos y otras prebendas inútiles. Si la verdad y nada más que la verdad es que estamos mezclados desde los tiempos de la torre de Babel y nada podrá impedir que sigamos haciéndolo.
Podríamos asegurar sin temor a equivocarnos que “American History X” es un filme arriesgado. No en sus formas pero si en sus temas y actitudes. Y ambas no pueden vivir separadas, lo cual lo convierte en un tour de force frenético por los senderos del nazismo del siglo XXI. Narrada con un realismo atroz, cuenta a través de varios flash-backs en blanco y negro, el descenso a los infiernos de un joven en la Norteamérica de hoy. De sus creencias, de su fe en algo que cree le completa como individuo, de las influencias de sus actos en su familia y sobre todo en su hermano menor (del que es idealizado modelo), tan hechizado como él por la antigua parafernalia del nacionalsocialismo. Pero a su vez cuenta (y esto es clave) el relato de una toma de conciencia, de una redención. Sin embargo, todo tiene consecuencias y nada es en balde.
Es un filme que no puede despojarse fácilmente de su tono moralizante. Lleva tatuado en sus imágenes un afán pedagógico brutal que le resta calado cinematográfico y relevancia para el futuro. Combinando el color y el blanco y negro, utilizando la voz en off para subrayar aún más, con una visión de la violencia muy contenida y un elenco actoral absolutamente excepcional, se redondea un filme tan crudo como necesario.
Y es necesario porque pone de relieve procesos actuales que no pueden pasar inadvertidos. A saber, que la globalización debería traer tolerancia y convivencia pacífica entre diferentes culturas y sin embargo reafirma las diferencias y azuza la desconfianza social y cultural. Que la Historia y su conocimiento son vitales para afrontar un futuro de esperanza. Es un filme que, en fin, predica a viva voz los beneficios y bondades de conocer al otro sin tapujos ni condiciones y avisa del peligro fácil de esconderse en utopías vacuas que predican superioridades y purezas biológicas, privilegios históricos y otras prebendas inútiles. Si la verdad y nada más que la verdad es que estamos mezclados desde los tiempos de la torre de Babel y nada podrá impedir que sigamos haciéndolo.
FICHA TÉCNICA:
TítuloOríginal: American History X Año:1998 Duración:119 min. Director: Tony Kaye
Guión: David McKenna Música:Anne Dudley Fotografía: Tony Kaye Reparto: Edward Norton, Edward Furlong, Fairuza Balk, Stacy Keach, Elliott Gould, Avery Brooks, Beverly D'Angelo, Jennifer Lien, Guy Torry, Ethan Suplee, Keram Malicki-Sanchez
Guión: David McKenna Música:Anne Dudley Fotografía: Tony Kaye Reparto: Edward Norton, Edward Furlong, Fairuza Balk, Stacy Keach, Elliott Gould, Avery Brooks, Beverly D'Angelo, Jennifer Lien, Guy Torry, Ethan Suplee, Keram Malicki-Sanchez
2 comentarios:
Es una película obligada, como bien afirmas. Sobre todo por el espacio referencial al cual hacer alusión el filme y la lectura que haces certera en cuanto a cuestiones más generales. No es el nazismo sino esas "vacuas utopías" de las que hablas y son evidentes, visibles en otros lugares.Chapeau por tu comentario ! (como siempre, vamos!) ;)
eso creo yo,aunque es indudable que actualmente hay cierta crisis de pertenencia en muchos sentidos. Estas ideologías actuan de abrigo,de hogar confortable, de salida..
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