La infamia personificada por la utopía absurda de los asesinos. Hoy como ayer, Aldo Moro se erige en símbolo de cómo la política puede convertirse en veneno e infamia. Sus asesinos fueron unos hijos de puta pero tambiébn merece la pena no olvidar la pasividad del Estado italiano y de toda la Democracia Cristiana. Los cristianos como aquellos son los que prosperan y triunfan. Un asco.
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La infamia personificada por la utopía absurda de los asesinos. Hoy como ayer, Aldo Moro se erige en símbolo de cómo la política puede convertirse en veneno e infamia. Sus asesinos fueron unos hijos de puta pero tambiébn merece la pena no olvidar la pasividad del Estado italiano y de toda la Democracia Cristiana. Los cristianos como aquellos son los que prosperan y triunfan. Un asco.
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