VELANDO EL SUEÑO DEL PAPA
Cierto Papa viajero cuyo nombre no voy a revelar, por ser harto conocido, visitó Rio de Janeiro (Brasil) en 1997 con la intención (caprichosa o ingenua) de dormir junto a las favelas más peligrosas de la ciudad. La reacción de los gobernantes de aquel país fue “limpiar” el territorio circundante, literalmente y sin muchos miramientos, de delincuentes, indeseables y pobres. Las andanzas, muchas de ellas horribles, del cuerpo especial de la policía brasileña (BOPE) son el tema central de esta espeluznante película: “Tropa de élite” de José Padilha. Una joya del cine actual que conviene tener en cuenta tanto en la forma como en su fondo.
El filme de José Padilha, ganador del último festival de Berlín, es un viaje frenético a las tripas de la marginalidad. Una exposición hiperrealista de los males que asolan un sistema incapaz de combatir las desigualdades sociales. Un sistema represivo que “vigila y castiga” (citando a Foucault) sin piedad y utilizando la violencia más cruda y despiadada.
El filme de José Padilha, ganador del último festival de Berlín, es un viaje frenético a las tripas de la marginalidad. Una exposición hiperrealista de los males que asolan un sistema incapaz de combatir las desigualdades sociales. Un sistema represivo que “vigila y castiga” (citando a Foucault) sin piedad y utilizando la violencia más cruda y despiadada.
Con una narración desenfrenada como una montaña rusa, bien acentuada por la voz en off de su protagonista. Con una imagen cruda, rápida, que se pixela. Por momentos el trazo se emborrona, se vuelve abstracto. Solo los cuerpos torturados de aquellos que tienen la desgracia de cruzarse con la BOPE parecen reflejarse con meridiana claridad en cada mueca de sufrimiento. La representación de la violencia es excesiva. Atrapa al espectador como en una espiral enfermiza que te va hundiendo en el pesimismo. No hay glorificación ni idealización en ella. Ni siquiera atisbamos rastros de aquel esteticismo vitalista de la miseria que Fernando Meirelles nos mostró en “Ciudad de Dios” (2002).
Padilha camina más allá que su predecesora en su amarga elección de las favelas, ya como icono reluciente ya como eje central del cine moderno. Como si de un nuevo Monument Valley se tratara se cabalga implacablemente hacia el limbo de los subalternos. Aquel lugar donde la impunidad es la moneda de cambio corriente y los derechos humanos una utopía más propia de la ciencia-ficción. Sin embargo, se puede caer en el error de pensar que todo el cine brasileño y todo lo que Brasil puede aportar al mundo es marginalidad. No nos equivoquemos, detrás de “Tropa de élite” hay un cine emergente de propuestas frescas. Aunque ciertamente la violencia engancha más que cualquier otra cosa. El futuro dictará sentencia.
Cabe preguntarse en el final de esta crítica si el filme de Padilha, un fenómeno en Brasil (11 millones de descargas ilegales antes de su estreno), trascenderá al tiempo que vivimos. La respuesta es claramente afirmativa. ¿Las causas? Porque a primera vista no hay diferencia entre sus imágenes brutales y las de cualquier informativo de sobremesa, lo cual ya es un síntoma de erigirse en fiel testigo de la actualidad. Porque tras el shock inicial se descubre un mensaje contundente aunque confuso. A saber, que en estos días repletos de incertidumbre estamos invadidos por el descontrol y el desgobierno global. Que uno puede corromperse, resignarse o ir a la guerra (citando al capitán Nascimento, protagonista del filme). Que la violencia generará más violencia. Y que a pesar de inocencias o culpabilidades el pato lo paga siempre el pobre y el negro. Y eso lamentablemente no cambiará a menos que el ser humano se reinvente a sí mismo.
Cabe preguntarse en el final de esta crítica si el filme de Padilha, un fenómeno en Brasil (11 millones de descargas ilegales antes de su estreno), trascenderá al tiempo que vivimos. La respuesta es claramente afirmativa. ¿Las causas? Porque a primera vista no hay diferencia entre sus imágenes brutales y las de cualquier informativo de sobremesa, lo cual ya es un síntoma de erigirse en fiel testigo de la actualidad. Porque tras el shock inicial se descubre un mensaje contundente aunque confuso. A saber, que en estos días repletos de incertidumbre estamos invadidos por el descontrol y el desgobierno global. Que uno puede corromperse, resignarse o ir a la guerra (citando al capitán Nascimento, protagonista del filme). Que la violencia generará más violencia. Y que a pesar de inocencias o culpabilidades el pato lo paga siempre el pobre y el negro. Y eso lamentablemente no cambiará a menos que el ser humano se reinvente a sí mismo.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: José Padilha.País: Brasil.Año: 2007.Duración: 115 min.Género: Drama, thriller.Interpretación: Wagner Moura (capitán Nascimento), André Ramiro (André Matias), Caio Junqueira (Neto), Milhem Cortaz (capitán Fábio), Fernanda Machado (Maria), Maria Ribeiro (Rosane), Paulo Vilela (Edu), Fernanda de Freitas (Roberta), André Mauro (Rodrigues), Fábio Lago (Baiano).Guión: José Padilha, Rodrigo Pimentel y Bráulio Mantovani.Producción: Marcos Prado y José Padilha.Música: Pedro Bromfman.Fotografía: Lula Carvalho.Montaje: Daniel Rezende.Diseño de producción: Tulé Peake.Vestuario: Cláudia Kopke
5 comentarios:
dura pero jugosa
a bajarla ya!!!!!!!
la vi ayer y me flipó.
ami me gustó bastante también
Muy buena peli aunque creo que me gustó más "Ciudad de Dios". Ota cosa,¿alguien me quiere explicar porqué Koichi opina de la peli y luego hace otro comentario como es el de bajar la peli por internet? Creo que opina sin haberla visto. Típico de él.
Publicar un comentario