23 octubre 2008

TV: Mad Men (2007)


EN UN MUNDO DE APARIENCIAS

En un mundo de apariencias nada es lo que aparece. Todos quieren ser otra persona distinta. Dar gato por liebre. Reflejar la perfección inalcanzable por miedo a mostrar las debilidades de un pasado horrible. En "Mad Men" (2007) la superficialidad salpica la escena. Sin embargo, lejos de asquearnos, nos fascina, porque rascando sobre la superficie, tratando de sorprender a la intimidad, se esconden los verdaderos valores de todos sus personajes y de este serial televisivo en sí mismo.
Creada por Mathiew Weiner (guionista de "Los Soprano"), "Mad Men", que debe su título al apelativo que recibían los publicistas de Madison Avenue (New York) en los 60 y 70, es uno de los más certeros análisis sobre la sociedad de aquel momento. La lucidez en la interpretación sociológica, psicológica y humana es sencillamente soberbia. Pocas veces se ha visto nada mejor. Y es que el desgarro y la radicalidad con la que se representa cómo unos seres humanos se despedazan mutuamente victimas de sus ambiciones y sus pasiones puede calificarse como de "virguería televisiva". De fresco intrahistórico de un calado emocional antológico.
Los diálogos son magistrales, el suspense y el drama se mantienen a lo largo y ancho de cada capítulo completando un gran arco argumental repleto de sorpresas. "Mad Men" es una mezcla de cajas chinas y muñequitas rusas, un sinfin de recovecos y laberintos existenciales en los que en cada sala se habla de los más variopintos y esenciales temas. Desde Vietnam y Nixon, pasando por la escalada social, los derechos cíviles y la eclosión de la publicidad como poder del sistema, como arte, como todo lo que nos invade y rodea. Como los secretos, la ansiada soledad entre el incesante ruido, las mentiras que van y vienen, el anhelo de escapar al destino, el incipiente sexo y la suprema genialidad para sobrevivir a todo aunque el sueño de ser feliz haya siempre que postergarlo(constante de la modernidad). Nada nuevo. Todos temas inmortales, pero contados cómo deben ser contadas todas las fabulas de este mundo.¿O es que es ya hemos olvidado el instante tremendo en el cual la configuración de los seres humanos pasó erroneamente a valorar el "tener" olvidando el "ser"? "Mad Men" nos lo recuerda muy bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

increible post le felicito por esa claridad y ese lirismo. JOder que maravilla. POr cierto, la serie es buenísima

Anónimo dijo...

Quiero pensar que la serie sea tan buena como la pintas porque me llevaré una decepción si no es así.
Beatriz de Bobadilla.

Anónimo dijo...

espero que sea así porque me la he emulado