AGONÍA DE UN HERMANO
Si tenemos claro que el cine representa la vida y sus realidades. ¿Cómo afrontar las imágenes del fin de la vida y todo lo que le rodea? ¿Cuáles son las imágenes de la muerte y su devastación que el cine ha de captar y alojar en la inmortalidad? Al hablar de la muerte, el cine se llena de vida y representa las relaciones humanas en un momento clave, en esos instantes duros y relevantes de la existencia. Si miramos al cine del pasado, pocos son los ejemplos que podríamos calificar de dignos en la representación de la agonía humana a las puertas de la muerte. Creo, que en este sentido, “Crónica familiar” (1962) de Valerio Zurlini es una Obra Maestra.
Clásico indiscutible del cine europeo injustamente ignorado. Pieza de culto dirigida por un cineasta peculiar que abandonó el cine prematuramente y novela importante de la literatura contemporánea italiana (escrita por Vasco Pratolini que también interviene en el guión). “Crónica familiar” relata la historia de dos hermanos que son separados debido a la pobreza. El curso vital de ambos difiere y la vida, que tantos sinsabores les ha deparado, también les ofrece la posibilidad del reencuentro. De fondo, aunque no condicione demasiado, un contexto tormentoso, el ventennio nero fascista, la guerra, las ideologías y las carencias materiales y afectivas del corto (citando a Hobsbawn) siglo XX.
Estructurada en cuatro largos flash-backs, Zurlini hace una inolvidable película impecablemente filmada. Cada uno de sus encuadres posee un aliento artístico incomparable. No en vano, las localizaciones nos recuerdan los lienzos de Ottone Rosai, o de pintores metafísicos como Giorgio de Chirico o Carlo Carrá. Zurlini apuesta decididamente por la profundidad de campo, la pureza de las líneas, la exaltación de la perspectiva y la frialdad de la arquitectura. En definitiva, el escenario hace juego con la situación que viven los personajes. Unos personajes bien construidos y mejor interpretados (Marcelo Mastroianni y Jacques Perrin en estado de gracia). Personajes auténticos llenos de vida a los que la muerte sorprende. Ideologizados hasta la medula, fascista contra comunista. Aunque aquí la ideología se aleja de dogmas antiguos y corrobora la inquietud intima y la actitud ante el fin. La política termina conformando algo que sospechábamos sin duda: la ética y la estética. Una forma de vida, una forma de estar y existir en el mundo.
Al revisar este filme más de cuarenta años después de su estreno entendemos la ignorancia, e incluso el desprecio, del que ha sido víctima. ¿Las causas? Pues que está excesivamente politizada y que habla con elegancia, profundidad y respeto sobre temas realmente trascendentales: la familia, la muerte, el amor perdido, el sentido de la Historia. Todo ello sin caer en la lágrima fácil (aunque alguna pueda escaparse). Y estas virtudes, enormes y significativas, son hoy defectos insuperables en los días de la amnesia, la crisis y la incredulidad. ¿Es que se puede ofrecer más cuando la pantalla supura el verdadero cariño y se proyecta ante nosotros el futuro que vendrá sin remedio? ¿No es ese el cine verdadero del que están hechos los sueños y la vida?
Si tenemos claro que el cine representa la vida y sus realidades. ¿Cómo afrontar las imágenes del fin de la vida y todo lo que le rodea? ¿Cuáles son las imágenes de la muerte y su devastación que el cine ha de captar y alojar en la inmortalidad? Al hablar de la muerte, el cine se llena de vida y representa las relaciones humanas en un momento clave, en esos instantes duros y relevantes de la existencia. Si miramos al cine del pasado, pocos son los ejemplos que podríamos calificar de dignos en la representación de la agonía humana a las puertas de la muerte. Creo, que en este sentido, “Crónica familiar” (1962) de Valerio Zurlini es una Obra Maestra.
Clásico indiscutible del cine europeo injustamente ignorado. Pieza de culto dirigida por un cineasta peculiar que abandonó el cine prematuramente y novela importante de la literatura contemporánea italiana (escrita por Vasco Pratolini que también interviene en el guión). “Crónica familiar” relata la historia de dos hermanos que son separados debido a la pobreza. El curso vital de ambos difiere y la vida, que tantos sinsabores les ha deparado, también les ofrece la posibilidad del reencuentro. De fondo, aunque no condicione demasiado, un contexto tormentoso, el ventennio nero fascista, la guerra, las ideologías y las carencias materiales y afectivas del corto (citando a Hobsbawn) siglo XX.
Estructurada en cuatro largos flash-backs, Zurlini hace una inolvidable película impecablemente filmada. Cada uno de sus encuadres posee un aliento artístico incomparable. No en vano, las localizaciones nos recuerdan los lienzos de Ottone Rosai, o de pintores metafísicos como Giorgio de Chirico o Carlo Carrá. Zurlini apuesta decididamente por la profundidad de campo, la pureza de las líneas, la exaltación de la perspectiva y la frialdad de la arquitectura. En definitiva, el escenario hace juego con la situación que viven los personajes. Unos personajes bien construidos y mejor interpretados (Marcelo Mastroianni y Jacques Perrin en estado de gracia). Personajes auténticos llenos de vida a los que la muerte sorprende. Ideologizados hasta la medula, fascista contra comunista. Aunque aquí la ideología se aleja de dogmas antiguos y corrobora la inquietud intima y la actitud ante el fin. La política termina conformando algo que sospechábamos sin duda: la ética y la estética. Una forma de vida, una forma de estar y existir en el mundo.
Al revisar este filme más de cuarenta años después de su estreno entendemos la ignorancia, e incluso el desprecio, del que ha sido víctima. ¿Las causas? Pues que está excesivamente politizada y que habla con elegancia, profundidad y respeto sobre temas realmente trascendentales: la familia, la muerte, el amor perdido, el sentido de la Historia. Todo ello sin caer en la lágrima fácil (aunque alguna pueda escaparse). Y estas virtudes, enormes y significativas, son hoy defectos insuperables en los días de la amnesia, la crisis y la incredulidad. ¿Es que se puede ofrecer más cuando la pantalla supura el verdadero cariño y se proyecta ante nosotros el futuro que vendrá sin remedio? ¿No es ese el cine verdadero del que están hechos los sueños y la vida?
FICHA TÉCNICA:
Título Oríginal: Cronaca familiare Año:1962 Duración: 109 min. Director:Valerio Zurlini
Guión: Valerio Zurlini & Mario Missirolli (Novela: Vasco Pratolini) Música: Gofredo Petrasi
Fotografía: Giuseppe Rotunno Reparto: Marcello Mastroianni, Jacques Perrin, Valeria Ciangottini, Salvo Randone, Sylvie, Serena Vergano, Marco Guglielmi
4 comentarios:
lagrimas hasta el suelo... snif qué grande es el post y qué grande es el cine
pelicula a reivindicar desde todos los puntos de vista, pero sobre todo por lo bien que usted lo ha retratado
Sin caer en el peloteo de Koichi, me he vuelto a emocionar leyendo este post. Primero con la peli y con el gran Mastroianni que se come la pantalla, después con este comentario desgarrador que escribes de la película y de la vida misma. Inolvidable. Recomendable visionado de esta obra maestra a todo aquel que no la haya visto. Felicidades Joseph
Marcello Forever
"Las pasiones hacen vivir al hombre, la sabiduría sólo le hace durar"
Tengo una camisa de Fernando Pessoa...
Eres grande
Te admiro y te respeto Silverman
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