13 febrero 2009

Cinema Revival (XCV): Fiebre salvaje (1991)


UNIVERSO NEW YORK

Hubo un tiempo en que Spike Lee se destapó como un cineasta de pedigrí con inquietudes propias y reivindicaciones profundas de corte racial. Los primeros títulos de su filmografía reflejaban con cierta frescura el universo del extrarradio neoyorquino, de los barrios obreros y los guetos más humildes. Filmes como “Haz lo que debas” (1989), “Clockers” (1995) o esta “Fiebre salvaje” (1991) se encuentran, sin ninguna duda, entre las mejores realizaciones de los años 90. Un tiempo en el que el cineasta afroamericano aprovechaba cada fotograma para reclamar mejoras para su propia comunidad y exaltar, ya de paso, la Historia (con mayúsculas) de los negros. Todo esto antes de internarse en el cine más comercial y de género y olvidar aquellas ambiciones maravillosas.
En “Fiebre salvaje” Lee despliega un catálogo de personajes propios representativos de las diferentes comunidades y grupos étnicos de la ciudad de Nueva York para dar su visión sobre los prejuicios raciales que aún prevalecen en cada uno de ellos. Afroamericanos e italianos llevan el peso, aunque judíos y anglosajones también tienen su cuota de protagonismo. A la manera del díptico de Wayne Wang ( “Smoke” y “Blue in the face” (1995)) y de tantos otros directores fascinados por la grandeza y la heterogeneidad de Nueva York. Símbolo y metáfora de la moderna torre de Babel. Suerte de Melting Pot excepcional. Soberbia realidad inspiradora de antológicas ficciones.
Cuenta este filme un suceso que no por conocido es menos extraordinario. Es decir, un relato de atracción sexual interracial y las consecuencias que esto tiene en el seno de cada comunidad. Porque mientras la política y el derecho evolucionan con rapidez, a la par que las libertades individuales y el bienestar de los ciudadanos, son las mentalidades las que necesitan más tiempo para asimilar esos cambios. El peso de las tradiciones, las creencias y los falsos estereotipos proporcionan un retrato del prójimo ajeno a la realidad.
Planificada en larguísimos planos. Haciendo uso de inolvidables planos-secuencia. Es sobre todo, un filme de actores en el que la ciudad es un elemento narrativo de primera magnitud. El tono de “Fiebre salvaje” es agridulce, paródico, a medio camino entre la comedia de variedades y el melodrama. El paroxismo y el esperpento alcanzan niveles estrambóticos. Se subrayan las diferencias para aislar los nexos que unen a todos como neoyorquinos, y por tanto, como ciudadanos del mundo. Se diría que Spike Lee estuviera más cerca de Valle-Inclán que de Paul Auster. Solo la música de Stevie Wonder y las aceras de Brooklyn y Harlem nos recuerdan que este es “El país de las últimas cosas” y no “Luces de bohemia”. América y sus contradicciones. Los crueles encantos del skyline y el waterfront.
En conclusión, encontramos en “Fiebre salvaje” la esperanza de una interculturalidad verdadera y sentida. Y que más allá de fracasos sentimentales y entornos asfixiantes, es posible transgredir la barrera racial y cultural, el hermetismo de los diversos grupos y el logro del hermanamiento entre todos ellos. Ojalá sea posible.

FICHA TÉCNICA:

Título Oríginal: Jungle Fever Año: 1991 Duración: 135 min. Director: Spike Lee Guión:
Spike Lee Música: Terence Blanchard & Stevie Wonder Fotografía: Ernest Dickerson Reparto: Annabella Sciorra, Wesley Snipes, Anthony Quinn, Spike Lee, Debi Mazar, Samuel L. Jackson, Lonette McKee, John Turturro, Frank Vincent, Brad Dourif, Tim Robbins, Tyra Ferrell, Halle Berry, Queen Latifah, Ossie Davis, Ruby Dee, Veronica Webb, Joe D'Onofrio, Michael Badalucco, Gina Mastrogiacomo

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