PROMESAS DE LA NIÑEZ
En el año 1984 Sergio Leone firmó con “Erase una vez en América” una de las obras cumbre de la cinematografía mundial. En esta maravilla que cuenta los orígenes del crimen organizado en la ciudad de Nueva York el personaje de Robert de Niro (impresionante), anciano decrépito en el final de su vida aunque en los inicios del filme, rememora su vida afirmando que “se conoce a los ganadores en la línea de salida”. Por tanto, la resaca del crimen está servida y no hay consuelo posible ni calma aparente para el crepúsculo del gángster. Si es que éste llega a alcanzar su crepúsculo. Tan corta es su esperanza de vida.
En “Romanzo criminale” (2005) de Michele Placido asistimos a la clásica historia del auge y declive de una banda de criminales en la ciudad de Roma durante los años 60. Placido, que dicho sea de paso, es un actorazo de los que ya escasean, filma un película interesante pero que no profundiza en los aspectos más turbios. Me explico, los vínculos de estos jovenzuelos con la mafia siciliana o con los Brigadas Rojas en un contexto sociopolítico más que complicado en la historia italiana (el secuestro de Aldo Moro es un buen ejemplo). Tampoco se indaga en la psicología de los tres personajes principales, amigos desde la niñez y que un día se prometieron fidelidad eterna infringiendo las leyes. Y es este hecho de la niñez lo que marca el filme transversalmente y lo que convierte a estos elegantes criminales, siguiendo la máxima de Sergio Leone, en perdedores indiscutibles y trágicos. Placido no es ajeno a ese magnetismo que desprende el “outlaw”, esa rebeldía innata que en sus manos es transformado en una escultura de singular belleza.
Es una historia que no arroja novedades significativas en el género, parece esclava del guión que la sostiene. Le cuesta desmarcarse del texto original, gran éxito editorial en Italia del mismo título del filme a cargo del juez Giancarlo de Cataldo . Ofrece sin más un puñado de rostros atractivos, violencia a raudales, sexo sin concesiones y un conocido desenlace que no rompe las convenciones del género negro. Quizás porque sería como traicionar la propia vida. Todo es pulcro y precioso. Pero superficial. Falta sustancia, conexión intelectual y afectiva con el espectador. Faltan las explicaciones y el compromiso, aunque sean parciales y maniqueas, para sumergirse en el tejido social, en las cloacas del Estado, en los errores y las injusticias.
Como colofón final merece la pena mencionar la escena final. Basta decir que es una verdadera insinuación de la situación actual italiana. Si el plano final es una metáfora y seguro que lo es, entonces, el pesimismo ilimitado de Michele Placido sobre su país debería hacer pensar a todos sus ciudadanos quién los dirige y hacia dónde. Aún no es tarde.
En el año 1984 Sergio Leone firmó con “Erase una vez en América” una de las obras cumbre de la cinematografía mundial. En esta maravilla que cuenta los orígenes del crimen organizado en la ciudad de Nueva York el personaje de Robert de Niro (impresionante), anciano decrépito en el final de su vida aunque en los inicios del filme, rememora su vida afirmando que “se conoce a los ganadores en la línea de salida”. Por tanto, la resaca del crimen está servida y no hay consuelo posible ni calma aparente para el crepúsculo del gángster. Si es que éste llega a alcanzar su crepúsculo. Tan corta es su esperanza de vida.
En “Romanzo criminale” (2005) de Michele Placido asistimos a la clásica historia del auge y declive de una banda de criminales en la ciudad de Roma durante los años 60. Placido, que dicho sea de paso, es un actorazo de los que ya escasean, filma un película interesante pero que no profundiza en los aspectos más turbios. Me explico, los vínculos de estos jovenzuelos con la mafia siciliana o con los Brigadas Rojas en un contexto sociopolítico más que complicado en la historia italiana (el secuestro de Aldo Moro es un buen ejemplo). Tampoco se indaga en la psicología de los tres personajes principales, amigos desde la niñez y que un día se prometieron fidelidad eterna infringiendo las leyes. Y es este hecho de la niñez lo que marca el filme transversalmente y lo que convierte a estos elegantes criminales, siguiendo la máxima de Sergio Leone, en perdedores indiscutibles y trágicos. Placido no es ajeno a ese magnetismo que desprende el “outlaw”, esa rebeldía innata que en sus manos es transformado en una escultura de singular belleza.
Es una historia que no arroja novedades significativas en el género, parece esclava del guión que la sostiene. Le cuesta desmarcarse del texto original, gran éxito editorial en Italia del mismo título del filme a cargo del juez Giancarlo de Cataldo . Ofrece sin más un puñado de rostros atractivos, violencia a raudales, sexo sin concesiones y un conocido desenlace que no rompe las convenciones del género negro. Quizás porque sería como traicionar la propia vida. Todo es pulcro y precioso. Pero superficial. Falta sustancia, conexión intelectual y afectiva con el espectador. Faltan las explicaciones y el compromiso, aunque sean parciales y maniqueas, para sumergirse en el tejido social, en las cloacas del Estado, en los errores y las injusticias.
Como colofón final merece la pena mencionar la escena final. Basta decir que es una verdadera insinuación de la situación actual italiana. Si el plano final es una metáfora y seguro que lo es, entonces, el pesimismo ilimitado de Michele Placido sobre su país debería hacer pensar a todos sus ciudadanos quién los dirige y hacia dónde. Aún no es tarde.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Michele Placido.Países: Italia, Reino Unido y Francia.Año: 2005.Duración: 146 min.Género: Drama, thriller.Interpretación: Kim Rossi Stuart (Freddo), Anna Mouglalis (Patrizia), Pierfrancesco Favino (el Libanés), Claudio Santamaria (el Dandy), Stefano Accorsi (comisario Scialoja), Riccardo Scamarcio (el Negro), Jasmine Trinca (Roberta), Luigi Angelillo (Carlo), Aldo Buffoni (Roberto Brunetti), Leslie Csuth (Dany).Guión: Stefano Rulli, Sandro Petraglia, Giancarlo De Cataldo y Michele Placido; basasdo en la novela "Romanzo criminale" de Giancarlo De Cataldo.Producción: Riccardo Tozzi, Giovanni Stabilini y Marco Chimenz.Música: Paolo Buonvino.Fotografía: Luca Bigazzi.Montaje: Esmeralda Calabria.Dirección artística: Maurizio Leonardi.Vestuario: Nicoletta Taranta.
1 comentario:
Creo que no pierdo mucho si no visiono este filme. La verdad es que la temática que trata tampoco me atrae lo suficiente y creo que de esto ya se han filmado bastantes peliculones como para que algo nuevo me sorprenda,o no?
Publicar un comentario