DEMASIADO ARCO IRIS
No parece de Clint Eastwood. De algún otro cineasta tal vez. Pero de la leyenda viva del cine, del último clásico vivo no. Saber que una película como “Invictus” (2009) ha sido firmada por él nos deja un regusto difícil de explicar. La causa es que esperamos siempre más de Eastwood porque su filmografía habla por sí misma. Es amplia, extraordinaria y con varias Obras Maestras en su haber. Es por eso, que en el crepúsculo de su vida y después de una década gloriosa en la que ha realizado sus mejores filmes la expectativa inicial es la de que supere su filme anterior mientras bordea el final de su existencia. Filmes tan extraordinarios como “Mystic River” (2003), “Million Dollar Baby” (2004) o “Gran Torino” (2008). Sin olvidar el díptico de Iwo Jima: “Banderas de nuestros padres” (2006) y “Cartas desde Iwo Jima” (2006). Todas cumplieron esa premisa.
Con “Invictus” Eastwood hace un filme de estudio en el que su autoría se diluye en un discurso bienintencionado y comercial. La adaptación de la soberbia novela-reportaje de investigación “El factor humano” de John Carlin le sirve de base para ahondar en el tema del perdón y mostrar (de paso) un episodio memorable de la historia de Sudáfrica y por ende de la Historia de finales del siglo XX. Como piedra angular de ambas obras (la literaria y la cinematográfica) la figura inefable de Nelson Mandela-Morgan Freeman que se engrandece de tal manera y despoja al filme de todo contenido digno de su director.
“Invictus” no es más que un filme con momentos bien llevados dramáticamente que flaquea en muchos de sus momentos porque su director se detiene más en los tics de su protagonista (absolutamente preocupado por imitar hasta en lo más nimio a Mandela) que en la complejidad social y los problemas de aquel momento histórico. En lugar de eso, obvia el análisis riguroso y decide simplificar la Historia y sus circunstancias pintando una Sudáfrica en la que negros y blancos se aman por la magia, el empuje (nunca mejor dicho) y la conciencia nacional que les insufla su equipo de rugby (a la postre campeón del mundo). Eastwood busca deliberadamente el efectismo y la emoción más que la verdad. Demasiado arco iris para ser creíble cuando la historia reciente arrastra palabras bastardas como Apartheid. Y aunque le perdonamos todo (faltaría más), no podemos evitar sentirnos decepcionados porque haya elegido la senda de un cine simplón, unas imágenes a granel sin pedigrí que nos soliviantan bastante cuando nos tenía acostumbrados a paladear una delicatesen tras otra.
Es en definitiva como habíamos dicho una película de buenas intenciones pero insípida porque se queda a medio camino. Y aunque está claro que Eastwood se mueve mejor y convence plenamente cuando explora la oscuridad del alma humana, el corazón de las tinieblas, la tragedia de la América obrera, los traumas de la infancia o la desmitificación de los héroes de guerra, no le es desconocida la reconciliación entre los seres humanos. ¿O no son “El intercambio” (2008) o “Gran Torino” lucidas disertaciones sobre el perdón después del trauma? “Invictus” está a años luz de esos filmes aunque como muchas veces en el arte el nombre de su autor pueda ocultar la verdadera relevancia de la obra.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Clint Eastwood. País: USA. Año: 2009. Duración: 134 min. Género: Biopic, drama. Interpretación: Morgan Freeman (Nelson Mandela), Matt Damon (François Pienaar), Marguerite Wheatley (Nerine), Patrick Lyster (Sr. Pienaar), Matt Stern (Hendrick Booyens), Julian Lewis Jones (Etienne Feyder), Penny Downie (Sra. Pienaar), Tony Kgoroce (Jason Tshabalala), Patrick Mofokeng (Linga Moonsamy), Adjoa Andoh (Brenda), Leleti Khumalo (Mary). Guión: Anthony Peckham; basado en el libro “El factor humano” de John Carlin. Producción: Clint Eastwood, Lori McCreary, Robert Lorenz y Mace Neufeld. Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach. Diseño de producción: James J. Murakami. Vestuario: Deborah Hopper
No parece de Clint Eastwood. De algún otro cineasta tal vez. Pero de la leyenda viva del cine, del último clásico vivo no. Saber que una película como “Invictus” (2009) ha sido firmada por él nos deja un regusto difícil de explicar. La causa es que esperamos siempre más de Eastwood porque su filmografía habla por sí misma. Es amplia, extraordinaria y con varias Obras Maestras en su haber. Es por eso, que en el crepúsculo de su vida y después de una década gloriosa en la que ha realizado sus mejores filmes la expectativa inicial es la de que supere su filme anterior mientras bordea el final de su existencia. Filmes tan extraordinarios como “Mystic River” (2003), “Million Dollar Baby” (2004) o “Gran Torino” (2008). Sin olvidar el díptico de Iwo Jima: “Banderas de nuestros padres” (2006) y “Cartas desde Iwo Jima” (2006). Todas cumplieron esa premisa.
Con “Invictus” Eastwood hace un filme de estudio en el que su autoría se diluye en un discurso bienintencionado y comercial. La adaptación de la soberbia novela-reportaje de investigación “El factor humano” de John Carlin le sirve de base para ahondar en el tema del perdón y mostrar (de paso) un episodio memorable de la historia de Sudáfrica y por ende de la Historia de finales del siglo XX. Como piedra angular de ambas obras (la literaria y la cinematográfica) la figura inefable de Nelson Mandela-Morgan Freeman que se engrandece de tal manera y despoja al filme de todo contenido digno de su director.
“Invictus” no es más que un filme con momentos bien llevados dramáticamente que flaquea en muchos de sus momentos porque su director se detiene más en los tics de su protagonista (absolutamente preocupado por imitar hasta en lo más nimio a Mandela) que en la complejidad social y los problemas de aquel momento histórico. En lugar de eso, obvia el análisis riguroso y decide simplificar la Historia y sus circunstancias pintando una Sudáfrica en la que negros y blancos se aman por la magia, el empuje (nunca mejor dicho) y la conciencia nacional que les insufla su equipo de rugby (a la postre campeón del mundo). Eastwood busca deliberadamente el efectismo y la emoción más que la verdad. Demasiado arco iris para ser creíble cuando la historia reciente arrastra palabras bastardas como Apartheid. Y aunque le perdonamos todo (faltaría más), no podemos evitar sentirnos decepcionados porque haya elegido la senda de un cine simplón, unas imágenes a granel sin pedigrí que nos soliviantan bastante cuando nos tenía acostumbrados a paladear una delicatesen tras otra.
Es en definitiva como habíamos dicho una película de buenas intenciones pero insípida porque se queda a medio camino. Y aunque está claro que Eastwood se mueve mejor y convence plenamente cuando explora la oscuridad del alma humana, el corazón de las tinieblas, la tragedia de la América obrera, los traumas de la infancia o la desmitificación de los héroes de guerra, no le es desconocida la reconciliación entre los seres humanos. ¿O no son “El intercambio” (2008) o “Gran Torino” lucidas disertaciones sobre el perdón después del trauma? “Invictus” está a años luz de esos filmes aunque como muchas veces en el arte el nombre de su autor pueda ocultar la verdadera relevancia de la obra.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Clint Eastwood. País: USA. Año: 2009. Duración: 134 min. Género: Biopic, drama. Interpretación: Morgan Freeman (Nelson Mandela), Matt Damon (François Pienaar), Marguerite Wheatley (Nerine), Patrick Lyster (Sr. Pienaar), Matt Stern (Hendrick Booyens), Julian Lewis Jones (Etienne Feyder), Penny Downie (Sra. Pienaar), Tony Kgoroce (Jason Tshabalala), Patrick Mofokeng (Linga Moonsamy), Adjoa Andoh (Brenda), Leleti Khumalo (Mary). Guión: Anthony Peckham; basado en el libro “El factor humano” de John Carlin. Producción: Clint Eastwood, Lori McCreary, Robert Lorenz y Mace Neufeld. Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach. Diseño de producción: James J. Murakami. Vestuario: Deborah Hopper
4 comentarios:
nada de acuerdo. A mí me pareció un peliculón impresionante muy superior a Mystic River y Gran Torino
Pues yo estoy mas con silverman muy lenta y no cuenta nada aparte del partido de rugby
Eastwood forever
A mí me pareció que intentó mezclar demasiadas cosas y se notaba que era un encargo con cierto tipo de directrices.
Técnicamente me parece muy buena, haciendo algunas apuestas en cuanto a planos bastante atrevida para lo que es Clint y la foto como dices muy buena, tanto por los paisajes de Sudáfrica como por cierta escena “nocturna”.
Por cierto, en realidad no hay un buen retrato ni político ni humano de Mandela, porque como político sólo se centra en su utilización como vehículo de unificación el Rugby pero de las medidas políticas, sociales y económicas no se habla en ningún momento, y sobre el apartado humano también falla porque se le presenta como un “semi-dios” sólo haciéndole humano con algunos clichés como “el hombre abandonado por su familia”, “su familia es el pueblo de Sudáfrica”, etc..
Por cierto, lo único que me ha fallado aun siendo Clint es esa banda sonora que a veces llega incluso a ser “popera” pero sabiendo quien es el autor casi que se disculpa el no ponerle pegas.
Un saludo.
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