08 marzo 2010

Crítica de Cine (CXIX): Un profeta (2009)




CARA A CARA CON MAHOMA

Dice el Corán que Mahoma tuvo la visión del ángel Gabriel y éste le mandó recitar los versos enviados por Dios. En esta visión se materializa una de las primeras revelaciones de la fe musulmana.Resulta ciertamente curioso que las resonancias del Libro Sagrado impactan de lleno en el último filme de Jacques Audiard. No es casual el vinculo. “Un profeta” (2009) es un “recital” cinematográfico y una absoluta “revelación” que indudablemente se mantiene en la retina de todos los cinéfilos mucho tiempo después de su visionado.
Algunos expertos han querido ver en este filme todos los grandes ingredientes del polar francés. Si por polar entendemos todo aquello relacionado con el género noir policíaco. En parte puede ser verdad, aunque a medias. El filme de Audiard recorre este género a su manera, lo derrumba, lo reconstruye, lo moldea y lo transforma. Lo mezcla con multitud de elementos ajenos al propio género y su resultado final no ha podido ser más estimulante. En este filme hay demasiada ambición e inquietudes para solamente centrarse en el cautiverio, aprendizaje y escalada social progresiva de un gangster.
No hay en “Un profeta” precedentes filmicos validos. Tal vez si exceptuamos “La evasión” (1960) de Jacques Becker o parte de “El clan de los sicilianos” (1969) de Henri Verneuil. Nunca se ha visto antes al polar entre rejas con toda la tragedia que eso conlleva. Ni siquiera Alain Delon, como antihéroe de los filmes de Jean Pierre Mellville. Audiard coloca al cine francés en un lugar nuevo. Y gracias a una puesta en escena realmente curiosa y a un manejo de los tiempos calculado, el filme fluye por cada una de sus situaciones. Desde las más verosimiles y crudas hasta aquellas más oníricas. Y es que "Un profeta" profundiza en la psique humana como hacía tiempo que no se veía. Es tal su complejidad que por momentos nos alcanza la abstracción en forma de fantasmas obsesionados con su verdugo.
Si en "Gomorra" (2008) de Matteo Garrone, asistíamos a la deshumanización del individuo como proceso para comprender sus propositos, en "Un profeta", Audiard opta por la frialdad y el distanciamiento, sin licencias para lo lírico aunque sus personajes no son meras marionetas violentas en el mundo. No, en un primer tramo, Malik (soberbio Tahar Rahim) tiene que elegir entre morir y vivir. cada opción tendrá sus consecuencias. Es tal la introspección que el personaje se mete en su caparazón ofreciendo solo ráfagas de cordura entre sus visiones. Más adelante, Malik se adapta y decide manipular su entorno buscando su beneficio. Mientras tanto, los remordimientos propios de aquel que ha fundado su ética sobre lo sagrado se agigantan aportando al filme una visión inusitada sobre el criminal y su conducta.
¿Le falta algo a "Un profeta" para considerarla una Obra Maestra? La resspuesta es clara. Considerando que estamos ante uno de los mejores filmes del año y uno de los más logrados de los últimos tiempos, le falta un componente trágico más acentuado, producto de la humanidad desbordante de esos seres enclaustrados. No hablamos de la tragedia shakespiriana de la saga de "El Padrino" (Dios me libre), sino tragedias terrenales que conecten al personaje con el mundo y no solo con Dios (como parece ser el caso). Tal es el caso de la maravillosa "Promesas del Este" (2007) de David Cronenberg o "Atrapado por su pasado" (1993) de Brian De Palma, en el que la imposibilidad de escapar del submundo criminal nos somete (al personaje y a nosotros) a una angustia infinita.
Al final de todo, "Un profeta" es un tratado de supervivencia con todas las letras. Y eso en cine es más que un tour de force. Un catálogo magistral de cómo se aprende a adquirir poder y mantenerlo (ya lo hubiera firmado el propio Maquiavelo). Y cómo en esa esquizofrenia por lograr el poder para sobrevivir, se paga el precio de la iluminación profética, de hablar con los espíritus que se dejan atrás y de la osadía de hablar con Dios.

FICHA TÉCNICA:

Título original: Un prophète. Dirección: Jacques Audiard. Países: Francia. Año: 2009. Duración: 154 min. Género: Drama. Interpretación: Tahar Rahim (Malik), Niels Arestrup (César Luciani), Adel Bencherif (Ryad), Reda Kateb (Jordi), Hichem Yacoubi (Reyeb), Jean-Philippe Ricci (Vettori), Gilles Cohen, Antoine Basler, Leïla Bekhti, Pierre Leccia, Foued Nassah, Jean-Emmanuel Pagni. Guión: Jacques Audiard y Thomas Bidegain; basado en un argumento de Abdel Raouf Dafri y Nicolas Peufaillit. Producción: Martine Cassinelli. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Stéphane Fontaine. Montaje: Juliette Welfling. Diseño de producción: Michel Barthélemy. Vestuario: Virginie Montel

3 comentarios:

Beatriz de Bobadilla dijo...

Qué sabias palabras. Qué maravillosa literatura desprende tu crítica. Magnífica. Me hace reflexionar más todavía después de que hace días viera el fime en el cine. Estoy deacuerdo con tus palabras cuando mencionas " le falta un componente trágico más acentuado, producto de la humanidad desbordante de esos seres enclaustrados". Resulta el protagonista al frío en sentimientos, eso lo eché en falta.

annie dijo...

una delicia....

annie dijo...

una delicia y una curiosa reflexión sobre lo divino y lo humano