RELOJ QUE DEVORA PISTOLEROS
La revisión de filmes memorables aportan, con frecuencia, al margen de momentos de intenso placer y satisfacción por el visionado de lo irrepetible, la posibilidad de sugerentes relecturas. No podía ser menos la recuperación de un filme redescubierto hace poco y considerado (tardíamente) una Obra Maestra del western como “Hasta que llegó su hora” (1968) de Sergio Leone.
Claro que uno puede preguntarse qué es un western en manos de uno de los grandes cineastas de todos los tiempos. Si ya de por sí el género en multitud de ocasiones ha servido para tratar con amplitud y profundidad todos los temas e inquietudes humanos, qué no podría ser (¿todo?) cuando Leone está detrás de las cámaras.
“Hasta que llegó su hora” es el western más ambicioso de Leone y en el que dispuso de más libertad para explorar sus más íntimas obsesiones. En él se vuelcan los temas de sus otros westerns tanto en la forma como en el contenido. A saber, entre un duelo inicial antológico y un duelo final magistral como jamás se habrían filmado hay toda una reflexión transversal sobre el tiempo. Tanto el tiempo real como el tiempo cinematográfico al que Leone, como un artesano, deforma, extiende, comprime y reforma a su antojo. Para Leone, el tiempo lo es todo y a partir de él, estructura concienzudamente su compleja puesta en escena. La distensión de la calma antes de la explosión violenta. El silencio previo a los disparos de un viejo revolver. Y también, la aceleración de ciertas tramas, la supresión de diálogos, el soberbio uso de las elipsis y la redundancia de los sonidos que inquietan al espectador y que no son sino parte intima de la memoria auditiva de los personajes.
Esa suerte, en conjunto, de danza de la muerte que más parecen coreografías que duelos en los que el escenario y la música del omnipresente Ennio Morricone son vitales desde lo narrativo, lo psicológico e incluso lo estrictamente emocional. Si obviáramos el contexto histórico y la estética de esa violencia del desierto inhóspito (aún sin las leyes que traerá el ferrocarril), podríamos asegurar que “Hasta que llegó su hora”, es una opera fúnebre en el que todos sus personajes están fatalmente marcados por la muerte y obsesionados con algo, ya sea material o espiritual. Y el tiempo (otra vez), corre siempre en su contra. Esa es la gran tragedia y el sustrato dramático de esta Obra Maestra: la imposibilidad de vencer al tiempo en un duelo a muerte.
Y es que en el fondo, Leone con su infinita sabiduría, anuncia que los hombres y mujeres de sus películas se extinguen, no tanto por la violencia del entorno sino por la furia con que se manejan los modernos relojes de la civilización, el peso del progreso y los vientos de cambio de la Historia. Y es en esa toma de conciencia de la finitud en que residen la melancolía y el crepúsculo de un tiempo (real y cinematográfico) irrepetible.
FICHA TÉCNICA:
La revisión de filmes memorables aportan, con frecuencia, al margen de momentos de intenso placer y satisfacción por el visionado de lo irrepetible, la posibilidad de sugerentes relecturas. No podía ser menos la recuperación de un filme redescubierto hace poco y considerado (tardíamente) una Obra Maestra del western como “Hasta que llegó su hora” (1968) de Sergio Leone.
Claro que uno puede preguntarse qué es un western en manos de uno de los grandes cineastas de todos los tiempos. Si ya de por sí el género en multitud de ocasiones ha servido para tratar con amplitud y profundidad todos los temas e inquietudes humanos, qué no podría ser (¿todo?) cuando Leone está detrás de las cámaras.
“Hasta que llegó su hora” es el western más ambicioso de Leone y en el que dispuso de más libertad para explorar sus más íntimas obsesiones. En él se vuelcan los temas de sus otros westerns tanto en la forma como en el contenido. A saber, entre un duelo inicial antológico y un duelo final magistral como jamás se habrían filmado hay toda una reflexión transversal sobre el tiempo. Tanto el tiempo real como el tiempo cinematográfico al que Leone, como un artesano, deforma, extiende, comprime y reforma a su antojo. Para Leone, el tiempo lo es todo y a partir de él, estructura concienzudamente su compleja puesta en escena. La distensión de la calma antes de la explosión violenta. El silencio previo a los disparos de un viejo revolver. Y también, la aceleración de ciertas tramas, la supresión de diálogos, el soberbio uso de las elipsis y la redundancia de los sonidos que inquietan al espectador y que no son sino parte intima de la memoria auditiva de los personajes.
Esa suerte, en conjunto, de danza de la muerte que más parecen coreografías que duelos en los que el escenario y la música del omnipresente Ennio Morricone son vitales desde lo narrativo, lo psicológico e incluso lo estrictamente emocional. Si obviáramos el contexto histórico y la estética de esa violencia del desierto inhóspito (aún sin las leyes que traerá el ferrocarril), podríamos asegurar que “Hasta que llegó su hora”, es una opera fúnebre en el que todos sus personajes están fatalmente marcados por la muerte y obsesionados con algo, ya sea material o espiritual. Y el tiempo (otra vez), corre siempre en su contra. Esa es la gran tragedia y el sustrato dramático de esta Obra Maestra: la imposibilidad de vencer al tiempo en un duelo a muerte.
Y es que en el fondo, Leone con su infinita sabiduría, anuncia que los hombres y mujeres de sus películas se extinguen, no tanto por la violencia del entorno sino por la furia con que se manejan los modernos relojes de la civilización, el peso del progreso y los vientos de cambio de la Historia. Y es en esa toma de conciencia de la finitud en que residen la melancolía y el crepúsculo de un tiempo (real y cinematográfico) irrepetible.
FICHA TÉCNICA:
TÍTULO ORIGINAL C'era una volta il west (Once Upon a Time in the West) AÑO 1968 DURACIÓN 165 min. DIRECTOR Sergio Leone GUIÓN Sergio Leone, Dario Argento, Bernardo Bertolucci MÚSICA Ennio Morricone FOTOGRAFÍA Tonino Delli Colli REPARTO Henry Fonda, Charles Bronson, Claudia Cardinale, Jason Robards, Gabriele Ferzetti, Frank Wolff, Woody Strode, Jack Elam, Lionel Stander, Paolo Stoppa, Keenan Wynn PRODUCTORA Paramount Pictures
1 comentario:
Un clásico. Dicen que el verdadero renovador del Western fue Sam Peckinpah pero por alguna razón siempre preferí a Sergio Leone. Y su crítica corrobora mi predilección.
Salu2 !
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