No puedo
evitar
pensar
en el mal
y los males
que asolan
los materiales
de mi mente
rampante.
O sea,
Dios no lo quiera
y mediante
una ingente
y aplastante
cantidad de personas
normales
y aberrantes,
dejar de ser yo.
Entre ellos
este hombre
que podría ser cualquiera,
que duda
lo que duda
y camina,
y no entiende
ni determina
si esperanzas no hay
que no acuda
que yo no acudiré.
Y pedirá perdón
con razón
o sin razón
porque es hombre
y está perdiendo hasta el nombre.
Perdedor
que no ganó
ni alegrías
ni gozo
ni mayor dolor
que se otorgó.
(el aquí y el ahora)
Le hablaré al hombre
de todos,
todos tus días
aún no ha llegado
todavía
el más triste de todos,
el más desdichado
el más oscuro,
cuando percibiste
impávido
lo triste
que puede ser el futuro.
Finalmente,
te digo
que termino
y al camino
caminas
vagas
terminas
y no tragas
que el mañana
no tiene ventana
que muestre el sol.
J. SILVERMAN
4 comentarios:
me ha parecido brutal y repleto de lucidez. No hay más mañana que el presente y no nay nada ni nadie que pueda garantizar el futuro, al menos con nosotros. Vivimos una inmediatez total y una histeria e busca de no se sabe qué...
Puff...¡tremendo! Cada vez te superas más...más que versos perdidos son versos encontrados, unos que alumbran.
¡Saludos!
Pues la verdad es que estoy de acuerdo con todos. El sr. Silverman se está saliendo...
Agradezco vuestras palabras. La verdad es que salió muy del tirón aunque supongo que cualquier texto tiene la posibilidad de pulirse más. Me gusta, y la verdad que no me suele gustar nada de lo que escribo, porque detrás del aparente pesimismo hay un CARPE DIEM excepcional
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