01 septiembre 2006

Cinema Revival (II): La gata sobre el tejado de Zinc (1958)


LAS VERDADES DE LA VIDA

Es un hecho evidente en el arte, que todas las obras concebidas en un medio de expresión determinado en el cual alcanzan la ansiada inmortalidad, una vez que se transfieren a otros medios artísticos, no parecen lograr la excelencia estética original. El caso de la Literatura y el Cine es clarísimo y también entre el Teatro y el Cine. Esta segunda relación ha sido menos fructífera que la primera, pero quizás, y pese a la irregularidad, si tiene el honor de albergar títulos significativos en ambas artes.
Es el caso del clásico “La gata sobre el tejado de zinc” de Richard Brooks basado en el texto original del mismo título del dramaturgo Tennessee Williams. Desde la perspectiva que da el tiempo, podemos hablar de una correctísima adaptación de Richard Brooks (no en vano había sido director de obras teatrales). Apoyado por un elenco actoral encabezado por Paul Newman y Elizabeth Taylor perfectamente acompañados por unos secundarios espléndidos (Burt Ives borda su papel de padre moribundo). El magnífico retrato de los conflictos familiares de una familia sureña, es en manos de Brooks, una película con mucho nervio narrativo, capaz de mantener un ritmo constante pese a lo contenido del texto. A pesar de que no puede ocultar su concepción teatral, ésta es compensada por la composición de los cuadros apoyados en una buena fotografía en metrocolor, y el diálogo, que es excesivo en ocasiones, no cansa porque nos sentimos atraídos por el argumento, por lo que esconden los personajes (al contrario que en otra célebre aunque fallida adaptación: “Piel de serpiente” de Sidney Lumet pese a la imponente presencia de Marlon Brando y Ana Magnani).
Como en la mayoría de las obras de Tennessee Williams, sus personajes se encuentran en un estadio avanzado de decadencia por causa de una serie de acontecimientos traumáticos. Estos seres que caminan al borde del abismo, tal es el caso de Brick en el filme o el de Brando-Kowalski en la ya legendaria (ésta si) “Un tranvía llamado Deseo” de Elia Kazan, insinúan un vacío del alma y esbozan un dolor espiritual incurable. Tras una serie de altibajos y cruces dialécticos estos personajes terminan tomando conciencia de su estado y evolucionan hacia el cambio. Por supuesto, esto viene acompañado por una catarsis emocional y melodramática de magnitudes faraónicas, lo cual es de agradecer para aquellos que disfrutamos de esos clímax espectaculares. Son esos instantes, los que básicamente diferencian la vida del arte, la espontaneidad y los cambios inesperados de la vida diaria frente a la “perfección” del cine, incluso en los dramas humanos más dolorosos y verdaderos.
Porque de lo que trata el filme en definitiva, es de las dolorosas huellas que configuran quienes somos, a dónde vamos y qué queremos. Refleja con realismo la fugacidad del tiempo, la necesidad urgente de cariño, de cómo vivir una existencia repleta de convencionalismos sociales que termina perdiendo sentido y se convierte en una farsa. Vivir mintiendo, y a pesar del mal trago, vivir feliz. Parecen éstas unas verdades tan abrumadoras que justifican el filme de Brooks-Williams.

FICHA TÉCNICA

Título original:Cat on a hot Tin Roof
Año
:1958
Duración:108 min.
Nacionalidad:EE.UU.
Estudios:METRO GOLDWYN MAYER
Género:Drama
Reparto:Elizabeth Taylor,Paul Newman,Burl Ives,Jack Carson,Judith Anderson,Hugh Corcoran,Tony Merrill,Jeanne Wood,Larry Gates,Rusty Stevens,Vince Townsend,Deborah Miller,Patty Ann Gerrity,
Montaje:William H. Daniels
Dirección:Richard Brooks
Guión:James Poe,Richard Brooks,Tennessee Williams

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra vez estoy de acuerdo contigo. Es una gran adaptación cinematográfica que te atrae desde el primer momento por sus actores y su color (los increíbles ojos azules de Newman me turban en esta película). Y la historia te atrapa también por lo que esconden sus personajes así como hace que te encariñes o te mortifiquen los diferentres personajes de la familia (yo especialmente no soporto a la cuñadita de Bricks, es especialmente una "coneja" insoportable).