27 octubre 2006

CÓMICS: Recordando a TEZUKA


Estamos de enhorabuena. El Cómic, poco a poco, va saliendo del ostracismo en el que estaba postrado. Parece que se extiende una toma de conciencia en la cual viejas consideraciones que lo relegaban al rincón de la literatura infantil, han pasado a mejor vida. Por tanto, es justo y necesario dedicar unas líneas sobre uno de los más grandes autores del cómic: Osamu Tezuka. Hablar de Tezuka (Osaka, Japón, 1928-1989) siempre es arriesgado, un atrevimiento, pues mucho se ha escrito sobre su figura y su obra. No se trata de esbozar su biografía sino de resaltar su importancia para el arte.
Como decía, el bienamado “Dios del Manga” es, sin ninguna duda, uno de los más grandes artistas del Noveno Arte. Es el autor más célebre del Manga japonés de posguerra y su influencia en las generaciones posteriores ha sido decisiva. Su obra alcanza más de 150.000 páginas dibujadas sin contar sus múltiples proyectos en el campo de la animación. Sus creaciones trascienden al cómic, sus personajes han acabado por convertirse en iconos culturales, y él mismo, es uno de los más brillantes narradores y dibujantes del siglo XX.
Artísticamente, Tezuka bascula estéticamente entre el cartoon infantil fantástico característico de sus primeras obras en el que el dibujo es más simple, de línea marcada aunque con una riqueza expresiva impresionante y una composición de la página que sentará las bases del cómic oriental. Ésto, junto a los famosos “cinematic effects” dotarán a su obra de una repercusión universal. En este primer periodo destacan obras como “La nueva isla del tesoro” (Shin Takarajima, 1947), “Astro Boy” (Tetsuwan-Atom, 1951) y “La Princesa Caballero” (Ribon no Kishi, 1953). Entre medias, una obra significativa que apunta modos más realistas como Phoenix (Hi no Tori, 1967) y que abre un segundo periodo de madurez.
En este periodo final persisten las características que le hicieron inmortal para sus incondicionales. Se caracterizará por un mayor realismo en el dibujo, mayor complejidad en las caracterizaciones físicas, así como narraciones situadas en localizaciones históricas verídicas con un calado humano y cultural nunca visto hasta aquel momento. A destacar Buda (Buddha, 1972); sublime biopic sobre el profeta con fuerte carga política y ecologista. Black Jack (Black Jack, 1973); las peripecias de un cirujano clandestino (no olvidemos que Tezuka estudió medicina aunque no ejerció, y este personaje quizás, pudo representar el médico que siempre soñó) contadas con una maestría de los resortes narrativos del drama y un aroma ciertamente emocionante. Y finalmente, Adolf (Adorufu ni Tsugu,1983); la historia de los tres Adolfs en plena II Guerra Mundial resultó una alegoría humanista sobre el destino del hombre, los condicionamientos de la Historia y los conflictos emocionales e ideológicos que pesan sobre los seres humanos.
Nunca unos dibujos aparentemente ingenuos comunicaron tanto. Tezuka dejó un legado absolutamente impresionante en su obra. Detrás del "cartoon", se vislumbran los mensajes más profundos y honestos del Noveno Arte. Toda su obra debería ser, sin exagerar, de obligada lectura en las escuelas al lado de autores fundamentales como Mark Twain, Edmondo D´amicis o Julio Verne. No porque estos últimos sean solo aptos para menores sino que sus universos literarios y sus planteamientos tienen una clara aspiración pedagógica muy recomendable en la edad infanto-juvenil. Y no solo eso, Tezuka también es apto para los adultos. Y no averguenza decir que su figura no se ensombrece al situarla junto a narradores excepcionales de la Literatura Universal.
En conclusión, su figura es fundamental, y es injusto que en el occidente no tenga la relevancia que merece. En nuestros largos y monótonos días de alineamiento mediático y desideologización de la masa,Tezuka resulta un pensador accesible (el cómic es un lenguaje para todos) y saludable (nos hará más felices). ¡Leámoslo!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya era hora, le felicito. Su artículome ha emocionado.

Anónimo dijo...

Bravo!!! ha sido muy valiente para escribir eso. La verdad, la pura verdad!!!!

Running is Life dijo...

Agradezco los cumplidos. Pero solamente he escrito la verdad.

Anónimo dijo...

Me mola la imagen de "Black Jack". Silverman sabe que me "enamoro" con facilidad de los personajes de dibujos animados manga y de los comics. Reconozco que no he leído ningún cómic suyo perp puedo decir que en mi infancia vi algún que otro capítulo de "La princesa caballero" (la de la foto pequeña).