16 octubre 2006

Crítica de Cine (XII): El Laberinto del fauno (2006)



ALICIA EN EL PAÍS DE LOS HORRORES

Siempre he pensado que hay en los seres humanos una irremediable pasión por los cuentos. Sobre todo por los cuentos fantásticos. Es una pulsión antropológica e insoslayable, desde tiempos muy remotos, que nos hace disfrutar con la fantasía. No en vano, los cuentos que tanto nos hicieron disfrutar o sufrir en la infancia, son con frecuencia las sombras de nuestras filias y fobias. Es por eso que me ha gustado “El laberinto del fauno” de Guillermo Del Toro. Porque recupera a fondo la ilusión de vivir y el miedo a lo desconocido.
El cineasta mexicano nos presenta una nueva película situada en la España del Franquismo después de aquella inquietante “El espinazo del diablo” (2001). Ha sido ésta una segunda incursión de tres que el cineasta ha planeado y que coronará finalmente en un tríptico sobre la oscura España de postguerra.
El cuento de hadas nos muestra como una niña llamada Ofelia (magistral Ivana Baquero resucitando con fuerza precedentes como el de Ana Torrent en otro cuento de postguerra: “El espiritu de la colmena”(1973) de Víctor Erice) llega con su madre a un campamento del ejército nacional donde se está intentando acabar con insurgentes (los Maquis) restantes de la Guerra Civil que habitan en los montes. Y en ese espacio geográfico, a medio camino entre lo idílico y lo terrorífico se desplegará este cuento a dos realidades, a cuál más increíble y violento.
Al igual que en “El espinazo” , Del Toro recoge con extraordinaria precisión toda una suerte de símbolos y atmósferas propias de un país roto, dividido por una Guerra Civil. Es una apuesta estética acertada pues le da intensidad a la narración y misterio al conjunto. Aunque éste no va sólo de fascistas y maquis, de verdugos y víctimas, de ganadores y perdedores. No se queda ahí a pesar de que por sí mismo y por el peso de la Historia resulte lo suficientemente tenebroso. No. El cineasta desempolva seres de otros mundos, hadas y faunos, reyes y princesas, reinventa a Lewis Carroll, su mundo y su imaginación. A saber: tizas que dibujan puertas, libros en blanco, pasadizos estrechos, laberintos, llaves y un sinfín de elementos de la infancia. Así, la combinación no es solo interesante sino poco menos que maravillosa.
Y en fin, la niña Ofelia, que bien podría haberse llamado Alicia, nos adentra en un mundo extraño. Un mundo tristemente conocido y con precedentes cinematográficos exquisitos. Véase “La lengua de las mariposas”(1999) de José Luis Cuerda o “El año de las luces” (1986) de Fernando Trueba pero aportando en este caso la fantasía como elemento liberador. Y es que en contra de lo que se suele creer la magia si existe, sobre todo en aquellos lugares grises (no tan remotos) en los que no se podía levantar cabeza por miedo a que te la cortaran.

FICHA TÉCNICA:

Dirección y guión: Guillermo del Toro.Países: España y México.Año: 2006.Duración: 112 min.Género: Drama, fantástico.Interpretación: Sergi López (Vidal), Maribel Verdú (Mercedes), Ivana Baquero (Ofelia), Álex Angulo (doctor), Ariadna Gil (Carmen), Doug Jones (fauno), César Bea (Serrano), Manuel Solo (Garcés), Roger Casamajor (Pedro).Producción: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Álvaro Augustín, Bertha Navarro y Frida Torresblanco.Música: Javier Navarrete.Fotografía: Guillermo Navarro.Montaje: Bernat Vilaplana.Diseño de producción: Eugenio Caballero.Vestuario: Lala Huete.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco mucha gente que aseguraría que ese mundo oscuro y turbio de la postguerra es falso.Que hechos similares a estos no ocurrieron nunca y que en aquella época se vivía mucho mejor que ahora...¡LA IGNORANCIA ES MUY ATREVIDA!

Anónimo dijo...

Y que lo digas, hay algunos que se pasan la vida reinventando la HISTORIA. Ahora resulta que el Franquismo fue una especie de mal menor

Running is Life dijo...

Amigos, celebro estos comentarios. Hace poco leía casualmente el editorial de un director de periódico, tristemente ´célebre por un conflicto con una piscina, que decía con descaro que el "FRANQUISMO FUIMOS TODOS". Si esto es así solo queda referirnos a los juicios de Hannah Arendt sobre la BANALIZACIÓN DEL MAL. Un concepto surgido de los totalitarismos en el que no es posible la condena ni la responsabilidad.