30 octubre 2006

Crítica de Cine (XIV): El viento que agita la cebada (2006)


HISTORIA MILITANTE

La última propuesta de Ken Loach ganó, al parecer con sorpresa, la última edición del Festival de Cine de Cannes. El premio, que en principio hubiera debido engrandecer, más si cabe, la figura de uno de los cineastas europeos más queridos, ha originado el debate acerca de cómo se confecciona el palmarés de un festival de cine. Y ya de paso, colocar un filme de marcado cariz político en la escena, provocando opiniones extremas, tanto a favor como en contra.
Efectivamente, “El viento que agita la cebada” no es una película cómoda. Probablemente, no tenga Loach ninguna película que pueda calificarse como tal. Envuelto siempre en la polémica típica de los cineastas de corte militante que han optado por contar relatos de fuerte carga ideológica, Ken Loach sitúa este filme en la Irlanda de 1920, en medio de un conflicto histórico, cruento, largo y aún hoy por resolver.
El filme nos sitúa en los orígenes del IRA, en medio de la Guerra de Independencia Irlandesa (1919-1921) que dio lugar al Tratado Angloirlandés de 1921 que estableció el Estado Libre de Irlanda. Dicho tratado a su vez, provocó la escisión del IRA, de su brazo político el Sinn Féin y una Guerra Civil lamentable. Loach, con un guión de Paul Laverty (vecino popular del madrileño barrio de Lavapiés) centra los dilemas del conflicto en la figura de dos hermanos: Damien y Teddy O`Donovan. Ambos de inquietudes diferentes, y como en la alegoría bíblica de Caín y Abel caminarán hacia la fatalidad por causa de las circunstancias históricas que les ha tocado vivir.
Se trata de una película más que correcta, honesta como todas las de su autor, en la que se toma partido claramente por una de las partes, aunque no por ello se convierte la obra en un folletín político. Sin ser de lo mejor de su filmografía, destila todas las virtudes de su cine más lucido. A saber, la capacidad de mostrar la convivencia de una sociedad en conflicto. De exaltar los valores y tradiciones de esa comunidad reclamando su libertad y su capacidad a decidir por si mismos. No en vano, el título del filme responde a una famosa cantinela irlandesa ("the wind that shakes the burley"). Otra virtud importante, siempre presente en la filmografía de este director es su aspiración didáctica, la de la toma de conciencia. La de la puesta en común, poniendo de relieve las reivindicaciones de los personajes (que son los del autor), las contradicciones de la militancia, los límites de la lucha armada y el derecho individual a evolucionar ideológicamente, tal será el viaje de los hermanos O`Donovan. La incertidumbre de las utopías, el realismo de las ilusiones, la honestidad de sus ideas, el privilegio de lo público frente a lo privado, del sujeto colectivo frente al individuo. Esos son sus valores indiscutibles e intachables.
Si tuviéramos que apuntar algún defecto, tal vez podríamos mencionar dos. Ambos perdonables. El primero sería la gran cantidad de información que maneja en un contexto poco familiar para los que no conocen el conflicto y sus orígenes. El segundo, la apuesta que se hace por una violencia cruda, que siendo verdadera, es a veces un poco maniquea. Y así, de esa forma tan suya, Loach es capaz de plasmar la complejidad de un conflicto histórico que no va a poder resolverse nunca. Nunca, mientras todas las partes en litigio no se muevan de su posición de partida y aboguen por la reconciliación histórica y el respeto mutuo.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Ken Loach. Países: Irlanda, Reino Unido, Alemania, Italia y España. Año: 2006. Duración: 124 min. Género: Drama. Interpretación: Cillian Murphy (Damien), Pádraic Delaney (Teddy), Liam Cunningham (Dan), Orla Fitzgerald (Sinead), Mary O'Riordan (Peggy), Mary Murphy (Bernadette), Roger Allam (Sir John Hamilton), Laurence Barry (Micheail), Damien Kearney (Finbar), Frank Bourke (Leo), Myles Horgan (Rory), Martin Lucey (Congo). Guión: Paul Laverty. Producción: Rebecca O'Brien. Música: George Fenton. Fotografía: Barry Ackroyd. Montaje: Jonathan Morris. Dirección artística: Fergus Clegg. Vestuario: Eimer Ní Mhaolddomhnaigh.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigue usted en la línea dura Sr. Silverman.Ni siquiera las crisis pueden con usted.

Anónimo dijo...

No conecté con la película. Me parece que elogia usted en demasía una obra mediocre

Anónimo dijo...

Mejor sus palabras que la pelicula.

Running is Life dijo...

Sigo en la brecha si, como MR. Loach

Anónimo dijo...

Le hace a usted un gran favor a una pelicula mediocre.

Anónimo dijo...

Marduk se queda corto. La película no es mediocre, es pésima. Nada que ver con "Tierra y Libertad". No merece que J. Silverman haya perdido el tiempo en hacer una crítica de lla cuando existen tantas de las que me gustaría que él escrira.....................