13 octubre 2006

PONTECORVO in memoriam


Ha fallecido hoy, a los 86 años de edad el mítico directos de cine italiano Gillo Pontecorvo (Pisa, 1919-Roma, 2006). La importancia de esta perdida es significativa para el Septimo Arte por el legado cinematográfico que deja tras de si. Pontecorvo, de breve pero intensa filmografía, nació en el seno de una familia de comerciantes de origen judío con muchos recursos económicos. Muy pronto (en 1941) militará politicamente en PCI (Partido Comunista Italiano). Tras licenciarse en Químicas, se interesa por el cine, escribe críticas. Deslumbrado por la corriente neorrealista y sobre todo por el cine de Roberto Rossellini decide dirigir. Comienza siendo asistente de directores como Yves Allegret o Mario Monicelli.
Su opera prima realizada integramente por él es "La Grande Strada Azzurra" (1957), la cual anuncia un estilo de gran empeño social, vigoroso y a la vez entretenido. Dicho filme fue premiado en el festival de Karlovy Vary. Sin embargo, todos los cinefilos sabemos que Pontecorvo ha pasado a la Historia del celuloide por "La Batalla de Argel" (1966). Es ésta una de las grandes obras maestras del arte cinematográfico, un filme irrepetible, único en su esencia, con un estilo inconfundible que marcó época. En "La Batalla de Argel", Pontecorvo se situa en el conflicto colonial de Argelia, la lucha del FLN contra el ejercito francés, cómo resisten los independentistas dentro de la Kasbah, las tropelías, las torturas, los atentados, etc...
Todo ello con un estilo detallado, muy planificado, sobrio, de documental. Curiosamente, no hay un solo metro de documental en la película. Todo es ficción, pero esa es su virtud. El filme destila un compromiso político que estaría presente ya en todas sus películas, "Kapo" (1960) o "Operación Ogro" (1979) son buenos ejemplos. Rezuma un izquierdismo y una honestidad ante el conflicto que aún hoy es revisada con asombro. Valga como anécdota que la Casa Blanca la proyectó previamente a la invasión de Irak. Visto lo que está pasando, y después de 600.000 muertes civiles, podemos decir sin temor a equivocarnos que no entendieron a Gillo Pontecorvo. Descanse en paz, seguramente allí, en el Parnaso donde habitan los que han dejado algo bueno y digno aqui abajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nos quedará "La batalla de Argel" como testamento increible de su arte