06 diciembre 2006

Cinema Revival (XII): Fanny y Alexander (1982)


LA INFANCIA DE TODOS

“Fanny y Alexander” representa la "última vez". La última vez que Ingmar Bergman, gran místico del cine, se puso detrás de las cámaras. La historia y experiencias de los dos hermanos, Fanny y Alexander, en el seno de una acomodada familia sueca de principios del siglo XX. Sin duda, supuso su testamento cinematográfico. Sin embargo, Bergman no ha muerto ni tiene intención, simplemente se retiró (ha hecho alguna cosa aislada en TV, guiones y sobre todo Teatro).
Concebida inicialmente como una serie para la televisión, “Fanny y Alexander” recoge con la maestría y elegancia habituales todas las obsesiones y constantes inquietudes del cineasta sueco. A saber, la angustia a la muerte, la crisis de fe, el sentimiento de culpa, el ansia y el miedo a Dios, el destino del hombre, lo que somos y lo que no somos, el no poder soportar la verdad y no aguantar el silencio que vendrá. Todos ellos temas recurrentes de Bergman y de la cinematografía nórdica, siempre impregnada de un aura mística, recogiendo rauda todas sus leyendas y mitos, su religión y sus obsesiones.
A pesar de toda su grandeza y ambición (tres horas de pura exquisitez), este filme no es una de las más grandes joyas de la cinematografía mundial porque posea una impecable puesta en escena en el que el gusto por el detalle, el suntuoso barroquismo y una estética colorista marquen época. Tampoco por un elenco actoral fuera de serie, ni porque recoja con exactitud el modo de vida de la época, ni porque suponga un homenaje al Teatro. No, “Fanny y Alexander” es maravillosa porque alberga en cada uno de sus fotogramas el conocimiento riguroso y justo de la infancia. A través de la mirada del niño Alexander, más que un probable alter-ego del cineasta, se retratan todos los miedos y obsesiones de los niños del mundo de todas las épocas y lugares. Los aprendizajes emocionales y sentimentales, las experiencias traumáticas y humillantes y la inocencia inherente y propia de la fábula y de la imaginación. Probablemente, la dura infancia del propio Ingmar Bergman, cuyo padre fue un rígido Pastor Protestante (tanto como el que se retrata en la película), es en mayor o menor medida la infancia de todos nosotros.
Es por ello, que aquel que un día nos brindó filmes tan excepcionales y gloriosos como “El septimo sello” (1956), “Fresas Salvajes” (1957) o “Gritos y Susurros” (1972), por citar solo algunas de sus obras maestras, terminara marchándose por la puerta grande y dejando un hueco que nadie, absolutamente nadie ha podido volver a llenar. En un arte en el que la emoción está reñida muchas veces con la inteligencia, Bergman nos hizo pensar mucho y nos emocionó a partes iguales.


FICHA TÉCNICA:

Título Original
Fanny och Alexander
AÑO
1982
DURACIÓN
197 min
DIRECTOR
Ingmar Bergman
GUIÓN
Ingmar Bergman
MÚSICA
Daniel Bell
FOTOGRAFÍA
Sven Nykvist
REPARTO
Gunn Walgren, Ewa Froeling, Jarl Kulle, Erland Josephson, Allan Edwall, Boerje Ahlstedt, Mona Malm, Gunnar Björnstrand, Jan Malmsjoe, Mats Gergman, Bertil Guve

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre he querido verla y ahora más.

Anónimo dijo...

Celebro que haya vuelto entre los vivos. No sea cómo los personajes de Bergman, siempre siniestros, al filo del abismo.

Anónimo dijo...

En efecto, una mirada que es la mirada de todos

Anónimo dijo...

Un hombre es a su manera todos los hombres

Anónimo dijo...

Ya lo dijo Borges

Running is Life dijo...

jejejeje

Anónimo dijo...

A mi no me pareció nada del otro mundo, especialmente la segunda parte de la película que cro que decae un poco. No sé es mi opinión. Además Bergman no es de mis directores favoritos quizás como bien explica Jose sea por los componentes de su cine, muy lúgubre, angustioso y cerrado.

Running is Life dijo...

Es una forma de verlo tan buena como cualquier otra