04 enero 2007

TV: Twin Peaks (1990-1991)




LAURA PALMER: TRAUMAS Y ESPIRITUS DE FRONTERA

Sería una obviedad comentar que David Lynch es un creador que posee un universo propio. Su filmografía así nos lo confirma y es un legado incomparable sobre la percepción de mundos extraños, casi siempre conectados de una u otra manera al nuestro. La serie “Twin Peaks” no es una excepción en este sentido. Más bien al contrario, Lynch se encontró como pez en el agua y aprovechó, al menos en la primera parte de la serie, todas las posibilidades expresivas que ésta le ofrecía para plasmar sus obsesiones.
La joven Laura Palmer (Sheryl Lee), habitante popular del limítrofe pueblo de Twin Peaks, aparece muerta. Este es el inicio. Pocas veces se ha mostrado el dramatismo absoluto que supone la perdida de una persona en el seno de una pequeña comunidad. Los resortes dramáticos aún se intensifican más porque esta muerte se produce bajo extrañas y oscuras circunstancias. Bien sabemos que nuestra cultura no acepta así como así el fin, mucho menos si de sus jóvenes vástagos se trata. Vemos cómo la muerte lo ocupa todo. La atroz percepción de lo irremediable golpea con todo su poder a una colectividad supersticiosa y extraña. Una colectividad a la que David Lynch dota de individualidad, de atributos singulares propios. Características a ser posible, que escapen por completo a la normalidad. Nadie es “corriente” en Twin Peaks y todos tienen rasgos propios y complejos. Todos tienen un pasado y errores que les abruman. Y pese a que todos se conocen o creen conocerse, los secretos abundan más de lo deseado y el culpable podría ser cualquiera de ellos.
Por otro lado, esta mítica serie posee la rara y maravillosa característica de estar dotada de un cierto halo sobrenatural. Me explico. En el fondo, a Lynch no le interesa tanto buscar al asesino de Laura (siendo esto tremendamente importante para el curso narrativo del serial) como mostrar la mentalidad de frontera de una comunidad golpeada y dolorida, consciente de que un asesino anda suelto. Y no solo eso, a medida que avanzamos en los episodios, lo paranormal, lo relacionado con lo espiritual va tomando cuerpo e importancia. Y es que para Lynch, la relación de sus personajes con el entorno es vital para comprender toda la trama, para desentrañar la irrupción del mal y los traumas que con saña van desgarrando las ilusiones renovadas de las personas.
Poco más se puede añadir sin descubrir la esencia de uno de los más grandes seriales televisivos jamás creados. Y no es una exageración. “Twin Peaks” marcó una época en la televisión mundial y dejó huella en las mentes y corazones de los televidentes. Se trataba de un producto inteligente, bien hecho y trenzado. Es cierto, que la segunda parte (la saga de Windom Earle), realizada a raíz del fulgurante éxito de la saga de Laura Palmer y que integraba los últimos siete capítulos más o menos, se percibe como hecha a prisa y es que el presupuesto no daba para más. Gracias a David Lynch y a la esplendorosa banda sonora de Angelo Badalamenti comprendimos que no estamos solos. Que el mal acecha y forma parte de nuestro partícular paraiso. Alguien observa desde el fondo de los espejos, debajo de las camas y desde la frondosidad de los bosques. De una u otra manera, nuestros temores están conectados a la experiencia extraordinaria de la propia existencia y a los misterios más insondables de este mundo.

4 comentarios:

Running is Life dijo...

Un regalo de Reyes. Seguro que todos pudimos disfrutar de este sensacional serial.

Anónimo dijo...

Bravo!!! ya era hora de que escribiera usted sobre algo realmente bueno. Brillante!!!!

Anónimo dijo...

pERO... ¿QUIEN MATO A LAURA PALMER?

Anónimo dijo...

Creo que es una serie bastante sobrevalorada. Son solo las locuras de un iluminado. No me parece nada original.