¿PARAISO SOCIALISTA?
Planes quinquenales, colectivismo agrario, Lenin, Stalin, el Partido, el Politburó, Socialismo Real, Realismo Obrero, la Stasi, la KGB, igualdad entre los hombres, sociedad perfecta, comunismo, utopía inalcanzable, gulags, el Muro de Berlín, Checkpoint Charlie, Alexanderplatz, Perestroika, Glásnost, el Fin de la Historia de Fukuyama y un larguísimo etcétera en el que el desasosiego y la pasión se encuentran y sangra la Historia.
No es en vano. Todas estas ideas acuden raudas al pensamiento como “brainstorming” fulgurante cuando vemos la exquisita “La vida de los otros” (2006) de Florian Henckel. Filme extraordinario en su factura intimista y de introspección psicológica que cuenta cómo los individuos se relacionan en la claustrofóbica RDA previa a la caída del Muro de Berlín. Y no solo eso, se muestra cómo el todopoderoso Estado, cuyos elementos y artimañas omniscientes han supuesto (y suponen más allá de ideologías de cualquier rango y perfil) un cruel condicionamiento en la existencia de sus ciudadanos, indagan y coartan su libertad provocando devastadores efectos. Si los ciudadanos para más inri son artistas y está en juego su libertad de pensamiento y de expresión, el conflicto es inevitable.
Florian Henckel propone en su filme la revisión exhaustiva de un momento histórico aparentemente lejano, tal es la aceleración de la contemporaneidad, pero que pertenece a nuestro reciente pasado. Y como Kafka, o como Orwell, se muestra con todo lujo de detalles cómo el Estado transgrede la privacidad de sus compatriotas, no tanto con el ánimo de localizar la subversión (que también) sino de chantajear y torturar para mantener los intereses y privilegios de una elite infame.
Asistimos fascinados a un filme emocionante, de guión brillante y bien planificado, apoyado en un grupo de actores inspirado, de diálogos trascendentales y sustanciosos en el que la afección y el intelecto se dan la mano. Sentimos a lo largo de su sentido metraje cómo los dogmas de fe hacen daño cuando suponen el sufrimiento y la muerte del prójimo, la alienación y la toma de conciencia, el derecho a cambiar… Henckel, que para quien esto escribe ha de ser ya un cineasta a seguir en el futuro, nos introduce en una suerte de viaje sentimental por el totalitarismo, por los lugares denominados “paraísos socialistas”, y que cómo no podía ser de otro modo, no son invulnerables al afecto, a la solidaridad y al amor. Valores en alza para que la Historia no se repita. Esa es la enseñanza del pasado que permanece en el filme, y con ella, la esperanza de un futuro mejor. Sin ir más lejos sería bueno recordar que hay más “telones de acero” y democracias de mentira de las que creemos.
Planes quinquenales, colectivismo agrario, Lenin, Stalin, el Partido, el Politburó, Socialismo Real, Realismo Obrero, la Stasi, la KGB, igualdad entre los hombres, sociedad perfecta, comunismo, utopía inalcanzable, gulags, el Muro de Berlín, Checkpoint Charlie, Alexanderplatz, Perestroika, Glásnost, el Fin de la Historia de Fukuyama y un larguísimo etcétera en el que el desasosiego y la pasión se encuentran y sangra la Historia.
No es en vano. Todas estas ideas acuden raudas al pensamiento como “brainstorming” fulgurante cuando vemos la exquisita “La vida de los otros” (2006) de Florian Henckel. Filme extraordinario en su factura intimista y de introspección psicológica que cuenta cómo los individuos se relacionan en la claustrofóbica RDA previa a la caída del Muro de Berlín. Y no solo eso, se muestra cómo el todopoderoso Estado, cuyos elementos y artimañas omniscientes han supuesto (y suponen más allá de ideologías de cualquier rango y perfil) un cruel condicionamiento en la existencia de sus ciudadanos, indagan y coartan su libertad provocando devastadores efectos. Si los ciudadanos para más inri son artistas y está en juego su libertad de pensamiento y de expresión, el conflicto es inevitable.
Florian Henckel propone en su filme la revisión exhaustiva de un momento histórico aparentemente lejano, tal es la aceleración de la contemporaneidad, pero que pertenece a nuestro reciente pasado. Y como Kafka, o como Orwell, se muestra con todo lujo de detalles cómo el Estado transgrede la privacidad de sus compatriotas, no tanto con el ánimo de localizar la subversión (que también) sino de chantajear y torturar para mantener los intereses y privilegios de una elite infame.
Asistimos fascinados a un filme emocionante, de guión brillante y bien planificado, apoyado en un grupo de actores inspirado, de diálogos trascendentales y sustanciosos en el que la afección y el intelecto se dan la mano. Sentimos a lo largo de su sentido metraje cómo los dogmas de fe hacen daño cuando suponen el sufrimiento y la muerte del prójimo, la alienación y la toma de conciencia, el derecho a cambiar… Henckel, que para quien esto escribe ha de ser ya un cineasta a seguir en el futuro, nos introduce en una suerte de viaje sentimental por el totalitarismo, por los lugares denominados “paraísos socialistas”, y que cómo no podía ser de otro modo, no son invulnerables al afecto, a la solidaridad y al amor. Valores en alza para que la Historia no se repita. Esa es la enseñanza del pasado que permanece en el filme, y con ella, la esperanza de un futuro mejor. Sin ir más lejos sería bueno recordar que hay más “telones de acero” y democracias de mentira de las que creemos.
FICHA TÉCNICA:
Dirección y guión: Florian Henckel von Donnersmarck.País: Alemania.Año: 2006.Duración: 144 min.Género: Drama.Interpretación: Martina Gedeck (Christina-Maria Sieland), Ulrich Mühe (capitán Gerd Wiesler), Sebastian Koch (Georg Dreyman), Ulrich Tukur (teniente coronel Anton Grubitz), Thomas Thieme (ministro Bruno Hempf), Hans-Uwe Bauer (Paul Hauser), Volkmar Kleinert (Albert Jerska), Matthias Brenner (Karl Wallner), Herbert Knaup (Gregor Hessenstein).Producción: Quirin Berg y Max Wiedemann.Música: Gabriel Yared y Stéphane Moucha.Fotografía: Hagen Bogdanski.Montaje: Patricia Rommel.Dirección artística: Silke Buhr.Vestuario: Gabriele Binder.
4 comentarios:
qué requetebuena es!!!!!! le hace justicia. Firma: un tío de izquierdas
muy de acuerdo!!!! la peli es simplemente brillante de principio a fin...
el Koichi siempre tan pelotero!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me pone de los nervios.
Bueno la peli me gustó, especialmente cómo se nos muestra la vida de esos "otros" a través de los ojos de el espía.
Creo que el concepto ideal del filme es el descreimiento progresivo de unos seres humanos que se encuentran en un entorno cuya miseria moral alcanza cotas máximas.
Publicar un comentario