05 mayo 2007

Cinema Revival (XXXVII): M el vampiro de Dusseldorf (1931)


“M” ES EL MAL QUE SURGIÓ DE LA HISTORIA

Supongo que poco o nada nuevo podrán aportar estas palabras a todo lo ya dicho y estudiado sobre una de las más grandes películas de todos los tiempos. Porque esto es así pese a los más de setenta años que contemplan a “M el vampiro de Dusseldorf” (1931) de Fritz Lang, y todavía hoy asombra su perfección y su intemporalidad. Cualidades éstas que la convierten en uno de los indiscutibles clásicos de obligada visión y reflexión.
Habría que decir que el filme por sí mismo reclamó la inmortalidad desde su agitado estreno en la Alemania de entreguerras y que posee tanta sustancia cinematográfica que podría ser objeto de tesis doctoral. Su director, genio visionario del cine, puede ser considerado sin temor a cometer errores en uno de los cineastas más aplaudidos y celebrados de siempre y su extensísima filmografía en uno de los retablos de inmortalidad artística más totales jamás percibidos por el alma humana. Lang dignificó el Séptimo Arte junto a otros como Murnau, Chaplin, Welles o Visconti .
Tuvo “M el vampiro de Dusseldorf” la indiscutible aura de la obra clave que encumbraría a su autor y a su protagonista (un Peter Lorre excepcional que haría carrera posteriormente en los EEUU dando vida a secundarios inolvidables). Lang se sirvió de sucesos reales acontecidos en la Alemania de aquel tiempo, más concretamente en el asesino de niños de Dusseldorf. El cine alemán miraba de frente a la realidad, leía el periódico y se hacía eco mediante el poderío de sus arrebatadoras imágenes de la convulsión social que produce en una ciudad la presencia amenazadora de un asesino. Magistral estudio sociológico sobre el miedo en las sociedades contemporáneas aún no superado.
Además, Lang se sirve de estos sucesos para desplegar una serie de ideas de largo alcance. A saber, despedir el expresionismo que había ocupado los años precedentes del mudo, dándole un carácter más terrorífico si cabe a través del mundo tierno y lúdico de la infancia y los escabrosos juegos de la inocencia que dan escape al trauma colectivo que se vive.
“M” mostró también mediante un montaje de situaciones paralelas los medios materiales e intelectuales que tanto el Estado como el Crimen Organizado utilizaban para encontrar al asesino. Los primeros debido a las presiones de los buenos ciudadanos, los otros debido al peligro que sus intereses económicos corren por causa de estos sucesos. Cómo no podía ser de otra manera, Lang entendió con buen criterio que sería el Crimen Organizado el que poseía los mejores medios para localizar y acabar con el asesino de infantes. Aunque aún permanece la reflexión de cómo facciones opuestas de nuestra sociedad llegan a coincidir en sus objetivos para mantener su estatus. Paradojas del siglo XX.
Por último, muchos expertos y estudiosos han querido ver en la persona del asesino de Dusseldorf la metáfora personificada del mal en los tiempos modernos. Un mal con raíces en las adversidades históricas de una gran nación y sus ambiciones en la gran conflagración bélica de 1914-1918, en las nefastas consecuencias sociales de un pueblo empobrecido por la guerra. Asistimos por tanto, aterrados al engendro horrible de la derrota. “M” es el mal que camina, la pesadilla colectiva que crece en el seno de la indiferencia de la modernidad más preocupada por lo irrelevante, lo material , lo efímero… ¿Premonición de la barbarie nazi?. Muchos piensan que el símil no es gratuito y el filme nunca gustó al Partido Nazi pese a que Lang cambió el título inicial (demasiado explícito) de “Asesino entre nosotros”.
Obra maestra perfecta hoy como ayer, nos asombra, perturba y fascina como pocas películas son capaces de hacer. Aún más ya que en nuestros días la desaparición y la muerte de inocentes sigue traduciéndose en escalofríos y conmoción. Sociedad soberbia que prestigia lo joven no concibe el fin prematuro de sus miembros, mucho menos por una fuerza maléfica ajena. Conclusión: los traumas, tentaciones y males de la modernidad perviven. Tal vez sea el precio de nuestro supuesto oasis de bienestar.

FICHA TÉCNICA:

Título Oríginal: M Año: 1931 Duración: 99 min. Director: Fritz Lang Guión: Thea von Harbou & Fritz Lang Música: Edvard Grieg Fotografía: Fritz Arno Wagner (B&W) Reparto: Peter Lorre, Otto Wernicke, Gustav Gründgens, Theo Lingen, Theodor Loos, Georg John, Ellen Widman, Inge Landgut

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La dignifica usted y le hace justicia a una maravilla única. Le felicito!!!!

Running is Life dijo...

gracias, me anima a seguir por este camino