CUANDO "FAMILIA" PIERDE SU LINDO NOMBRE
Hay pocos debuts cinematográficos tan sonados como lo fue en su día en de "La Ciénaga" (2000) de Lucrecia Martel. Y no porque en esta pelicula argentina se cuente algo relevante en exceso (que lo hace y con creces) sino porque destila por sí misma un aroma de fina calidad. Esta percepción es clara y contundente desde los primeros minutos tanto desde el punto de vista formal como argumental.
Dice la cineasta argentina que "el cine que a mí me gusta transitar es el de la ambiguedad, que no genera nada radical, que no va a cambiar el mundo, pero que al menos propone un territorio menos seguro. Política y vitalmente no hay nada tan peligroso como creer que hay un lugar hecho, dado, y que es inamovible". Ásí, cumpliendo estos preceptos "La Ciénaga" nos muestra, con estética hiperrealista y regusto amarguísimo por los detalles sordidos y ambiguos, el retrato de una familia adinerada en su retiro veraniego y cómo un accidente puntual los reune. Es un retrato descorazonador(como pocos) pues confirma la ruptura y la incomunicación entre individuos unidos por el vínculo sanguíneo del parentesco, el abandono y la desidia, la violencia y el odio donde tal vez un día habitó la fraternidad y el amor. Martel propone al espectador una pesadilla. Más horrible si cabe porque representa una realidad evidente y tangible: la familia como tal se muere.
Con una puesta en escena perfecta, un dominio total sobre esas deliciosas escenas colectivas y un guión inspirad el filme se coloca al borde del hallazgo imprescindible. Sus imágenes son absolutamente fascinantes, tal vez podamos pensar (aunque vagamente) en dos gurús del hiperrealismo como Mike Leigh o en Harmony Korine. Aunque a decir verdad, Lucrecia Martel no parece poseer esas reivindicaciones militantes propias del realismo social de Leigh ni tampoco opta por el delirio-discurso nihilista con gusto por el feismo y la repugnancia de Korine. Martel es una autora con mayusculas. Tiene mucho que decir y lo hace.
En conclusión, cine repleto de sustancia pero cine duro que se pega al alma tras el visionado. Filme complejo y poco agradable pues confirma sin tapujos que algo que antes hacía felices a los niños como su familia y sus seres queridos, ahora es una fuente inagotable de frustración y dolor. El cine, una vez más, avisa de lo que se avecina. El camino que emprendemos hacia la deshumanización no tiene vuelta atrás.
FICHA TÉCNICA:
Dirección y guión: Lucrecia Martel.Paises: Argentina/España.Año: 2000.Duración: 100 min.Interpretación: Graciela Borges (Mecha), Mercedes Morán (Tali), Martín Adjemián (Gregorio), Leonora Balcarce (Verónica), Silvia Baylé (Mercedes), Sofia Bertolotto (Momi), Juan Cruz Bordeu (José), Noelia Bravo Herrera (Agustina), María Micol Ellero (Mariana), Andrea López (Isabel), Sebastián Montagna (Luciano), Daniel Valenzuela (Rafael), Franco Veneranda (Martín), Fabio Villafane (Perro), Diego Baenas (Joaquín).Producción: Lita Stantic.Fotografía: Hugo Colace.Montaje: Santiago Roi Ricci.Dirección artística: Graciela Oderigo.Decorados: Cristina Nigro.
3 comentarios:
UN MONTÓN DE TARAOS Y SITUACIONES SIN PIES NI CABEZA. NO SE ENGAÑE ESTA PELICULA ES UNA MIERDA
estaba usted desaparecido!!!!!
un saludo desde Argentina, me gustó mucho su nota sobre el filme. Decirle que Lucrecia Martel se encuentra en rodaje de una nueva pelicula.
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