30 mayo 2007

Crítica de Cine (XLIV): El fin de la inocencia (2005)



TRISTES IMÁGENES DE UN DUELO

Pocas cosas habrá más tristes en la vida que sufrir la muerte de un ser querido cuando se es aún un niño. Pocas veces también el cine habrá podido mostrar la vivencia de la muerte a través de los ojos de quien no comprende la complejidad de lo terrible en los tiempos acelerados y posmodernos en los que el fin de la existencia es tabú. Un tabú que por desgracia nos asalta y golpea de pronto. ¿Cómo expresar todo ese dolor?, ¿cómo asimilar el no retorno de quién se ha ido para no volver?. Espinosas cuestiones que Michael Cuesta, director de culto de series como "A dos metros bajo tierra", trata de dar respuesta en esta estimable "Twelve and holding" (2005) titulada desafortunadamente en nuestro país "El fin de la inocencia".
Convendremos en que desde el inicio nos encontramos ante un filme descorazonador desde el punto de vista argumental. La ausencia del hermano como eje narrativo invade cada poro de esta obra. Los tres personajes, actores desconocidos, ejercen su rol con una convicción que raya en lo antológico. Son lo que podríamos llamar una pandilla en la que se descarga el peso del filme, la cámara les persigue con pulso tenso y bruscos movimientos. Una cámara que intenta diseccionar el pensamiento y la conducta, la motivación y los desengaños, la incomprensión y sobre todo la certeza del fin, del vacío, de la disolución física pero también de la disolución mental. Nos recuerdan con ternura a las tiras de prensa de los "Peanuts" de Charles Schulz (o sea, a Charlie Brown, Snoopy y compañía). Infantes con pensamientos siniestros (o adultos) en cuerpos de niño que a fuerza de sufrimiento e incomunicación crecen sin más ilusión que el anhelo primigenio, sencillo y utópico de llegar a sentirse queridos.
Verdaderamente poco más pasa en esta sucesión de acontecimientos cronologicamente, quizás realmente su atractivo reside en que no pase nada. O tal vez sea todo lo contrario. Quizás lo que se cuenta es todo. Todo lo importante. ¿O no es la perdida de nuestros seres queridos nuestro "Todo"?. Cuesta nos ofrece uno de los filmes más apabullantes y dolorosos vistos en mucho tiempo, no solo la muerte salpica la infancia suburbana de unos tiempos durísimos y fragmentados en el que no hay felicidad posible. El suburbio como mentalidad y forma de vida al margen de la gran megalópolis. La amargura como paradigma de todas las perdidas esenciales de una civilización sumida en una especie de letargo infinito. ¿Augurios de un triste futuro?.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Michael Cuesta.País: USA.Año: 2005.Duración: 90 min.Género: Drama.Interpretación: Conor Donovan (Jacob/Rudy Carges), Jesse Camacho (Leonard Fisher), Zoë Weizenbaum (Malee Chuang), Jeremy Renner (Gus Maitland), Annabella Sciorra (Carla Chuang), Jayne Atkinson (Ashley Carges), Linus Roache (Jim Carges), Marcia DeBonis (Grace Fisher), Tom McGowan (Patrick Fisher).Guión: Anthony Cipriano.Producción: Leslie Urdang, Brian Bell, Michael Cuesta y Jenny Schweitzer.Música: Pierre Földes.Fotografía: Romeo Tirone.Montaje: Eric Carlson y Kane Platt.Diseño de producción: Lucio Seixas.Vestuario: Marina Draghici.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hummmm....muy buena pinta

Anónimo dijo...

si, espero que la estrenen pronto o salga en DVD

Running is Life dijo...

creo que es un título muy apetecible y merece la pena

Anónimo dijo...

Que le gustan a usted Sr Silverman las películas pesimistas de la vida!