Viernes noche en la ciudad, un hombre grande abraza apasionadamente su guitarra. A media luz, olvidamos momentáneamente la brevedad de los días, las cotidianas agonías y fascinados ante la sombra alargada del escenario nos disponemos a escuchar a Diego Ojeda.
Dicen los que entienden algo de esto (yo nada de nada) que Diego es “cantautor”. El término, me traslada a tiempos ya lejanos (¿mejores?) en los que un hombre y su instrumento no solo anhelaban rabiosamente una forma distinta de hacer música, sino que además, se reivindicaba un posicionamiento ideológico inconformista y rebelde ante la vida. Pues bien, ninguno de estos elementos es ajeno a este joven artista. No es poco cuando se está en la línea de salida.
Dicen los que entienden algo de esto (yo nada de nada) que Diego es “cantautor”. El término, me traslada a tiempos ya lejanos (¿mejores?) en los que un hombre y su instrumento no solo anhelaban rabiosamente una forma distinta de hacer música, sino que además, se reivindicaba un posicionamiento ideológico inconformista y rebelde ante la vida. Pues bien, ninguno de estos elementos es ajeno a este joven artista. No es poco cuando se está en la línea de salida.
Aunque no reniega de referentes posibles ni factibles influencias, se percibe al ver a este músico en el escenario y al tratar de analizar su obra (su primer disco está a punto de ver la luz), que Diego Ojeda solamente quiere parecerse a sí mismo. Digno de elogio. Sin embargo, en todas las artes hay un padre y una madre. Referencias vitales y orígenes que nos sitúan y ayudan, a veces inconscientemente, a encontrar ese espacio propio. En este sentido Ojeda es hijo pequeño de trovadores. En concreto de músicos tan excelentes como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés (no en vano padres biológicos de la Nueva Trova Cubana), Luis Eduardo Aute u otros más recientes como Pedro Guerra o Ismael Serrano. Modelos en definitiva de estas nuevas generaciones que son legión en Canarias y del que Diego es destacado protagonista.
Comienza el concierto y Diego acaricia su guitarra deshaciéndola en abrazos, su voz privilegiada y potente acompaña con acierto íntimo los acordes exquisitos que él mismo ha forjado al calor de la vivencia personal para compartirla con un público ávido de emociones cotidianas con las que identificarse. La propuesta de este talento es la de la emoción como paradigma, su cancionero es un repertorio vital en el que las ganas de vivir y de ser feliz se sitúan por encima de cualquier otra cuestión ética. Cantautor pues optimista. Tendremos que agradecerle que ilumine las sombras desesperadas del horizonte de nuestra modernidad.
Diego concibe el amor como experiencia extrema maravillosa y sus letras supuran y suspiran relaciones personales y carnales. Sin olvidar el tacto trascendente, la palabra justa, la silueta en el lecho, el nombre susurrado, la excitación del momento, la intensidad del instante, la fugacidad del tiempo… Ojeda es indudablemente un kamikaze enamorado. Temas como “Gira” o “Sin prisa” son un testimonio veraz de ello. Habrá que añadir además para no ser injusto (y no es mi intención) que las inquietudes temáticas de este artista van más allá. Es muy capaz de adentrarse en extensos e implacables senderos como las injusticias sociales y sobre todo de dar voz a los subalternos del mundo como los niños. En temas tan afortunados como "Teresa" y "Zaili" reinventa el mundo infantil, que no es otra cosa que el mundo verdadero, el paraíso terrenal que matamos siendo adultos y del que Diego, como Peter Pan volando al viento en busca de Wendy, no quiere soltarse.
Como por efecto de la alquimia ha finalizado el concierto. Un público conmocionado y agradecido reconoce explicitamente el esfuerzo del trovador. Queremos más. Habrá que esperar a otra ocasión, aunque quien esto escribe ha aprendido seriamente que Diego Ojeda es hoy una insaciable promesa de la música de autor del que volverá (a buen seguro) a escribir en el futuro. ¿Razones? Simplemente porque desde su honestidad y su tesón como artista nos convence de que pocas cosas hay más increibles que el amor y las palabras. Pocos motivos más se necesitan cuando uno empieza.
10 comentarios:
habrá que escucharle si usted ha escrito sobre él
sisisi
¿Cómo escucharle?
A este chico le escuché en "El Monje" hace algún tiempo y debo afirmar que tiene mucho potencial...
Sr. Silverman, tanto usted como este músico de quien tan bien ha escrito merecen un lugar en el que las audiencias sean máyores. ¿Para cuándo el reconocimiento?, ¿dónde escuchar a Diego Ojeda?
Diego Ojeda estará orgulloso, si es que se conocen, de palabras tan precisas y preciosas...
Increíble. El Sr. Silverman también escribe sobre música, y además lo hace tan bien como de cine.
bueno, no creo que deba ser yo el que le haga publicidad al artista. Simplemente podeis visitar la web www.diegojeda.com. Añadir que escribir sobre él ha sido un verdadero placer y que lo que la significación de mis palabras no es ni más ni menos que la sinceridad de mis sentimientos
promete el chaval.....
www.diegoojeda.com
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