30 julio 2007

Sentido adiós a INGMAR BERGMAN


Ha muerto Ingmar Bergman (1918-2007). Y el cine, de repente, está de luto. Los cinefilos lloramos (literalmente) a uno de los últimos fidedignos estandartes de lo que se dió en llamar "Cine de Autor". Bergman deja un legado artístico incomparable, no solo en el cine cuya filmografía como objeto de estudio es practicamente inabarcable, sino también en el teatro.
Bergman deja un hueco imposible de llenar, una huella que no ha de borrarse pués en ella residen con seguridad las cumbres cinematográficas y dramaturgicas que han presenciado varias generaciones. Con emoción y tristeza (las que ahora siento), habrá que convenir en que este cineasta sueco trasladó una forma de pensar y de sentir a sus filmes. De esta manera fue capaz de representar un mundo propio, unas inquietudes intimas relacionadas directamente con la dramaturgia nordica de Henrik Ibsen o August Strindberg. A saber:una atmósfera asfixiante, una concepción pesimista de la existencia humana y de las relaciones personales, una religiosidad implacable y tormentosa que basculó entre el ansia y temor de Dios a la renuncia absoluta y el escepticismo. Sin olvidar su fijación por la muerte y por la infancia como experiencias extremas del hombre.
Como decía anteriormente, no es el día ni el foro adecuado para minuciosos análisis sobre su obra. Deja un puñado significativo de Obras Maestras que supusieron un punto de ruptura tanto en lo estético como en lo narrativo. Títulos como "El septimo sello" (1956), "Fresas salvajes"(1957), "Persona" (1966), "Gritos y susurros" (1972), "Secretos de un matrimonio" (1974) o "Fanny y Alexander" (1982) por citar solamente algunos de una filmografía celeberrima, incomparable e inimitable.
Ingmar Bergman se ha ido, dicen que en paz y tranquilidad, lejos del clamor y fatalismo de sus peliculas. Nos queda ese patrimonio artístico que sus seguidores debemos reivindicar con emoción, pero también con rigor. Ese sentido vital que debe regir en el arte y que nos debe hacer pensar y valorar, en los días infames y superficiales que vivimos, cómo repensar el cine y la propia vida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Silverman me sumo a duelo, muy buen post

Anónimo dijo...

rest in peace

Anónimo dijo...

sencillamente apoteósico