21 agosto 2007

Crítica de Cine (LII): El pianista (2002)


MÚSICA PARA UN SUPERVIVIENTE

Roman Polanski y Wladyslaw Szpilzman. Szpilzman y Polanski. Dos caras de una misma moneda. Una misma memoria compartida, la de la experiencia extrema de la supervivencia en el gueto de Varsovia durante la II Guerra Mundial. Escenario éste del horror, uno entre otros muchos diseñado para la exclusión, explotación y exterminio sistemático de los judíos. Lugares en que la ética, la filosofía y el arte perdieron el lugar en la configuración esencial de los seres humanos. Después de todo aquel dolor el convulso siglo XX inició su particular viaje a la deriva.
Wladislav Szpilzman es “El pianista” (2002) de Roman Polanski. A través de la vida de este músico, superviviente de la barbarie nazi, el cineasta reordena su propia experiencia vital en el gueto de Varsovia siendo un niño. Filme ambicioso en el que, no solo es vital la interpretación de los hechos históricos conocidos y probados, sin importar lo doloroso o impresionante que éstos hayan podido ser. No, además Polanski desea transmitir dos elementos que no son absolutamente originales pero que si están combinados con habilidad y cierta maestría.
Primeramente la consideración tremenda de que estamos ante un filme que opta por la percepción individual del horror. Y es en esta ruta tenebrosa de los sentidos que Polanski centra la mirada del protagonista en esos paisajes de la desolación donde una vez hubo algo. Subyace una tentativa tenue, no en vano el planteamiento y los códigos del filme no trascienden lo convencional, de realizar una suerte de arqueología del vacío. En palabras de Klee “el arte no reproduce lo visible, hace visible”. Así, nuestro pianista camina minúsculo por entre las ruinas como liliputiense entre cadáveres gigantescos sin cabeza. Y contemplando las ruinas podemos imaginar la magnitud de la tragedia y a su vez, las ruinas son en sí mismas una nueva obra de arte.
El segundo punto a considerar no es poco importante. La exaltación sincera del arte, en este caso del arte musical, como exorcismo para escapar del horror permanente de la amenaza de la muerte. El arte como esperanza de un mundo que habrá de renacer de las cenizas cuando callen los fusiles, se apaguen las llamas, lloren las familias y todos sepamos qué ganan y qué pierden los humanos cuando se matan unos a otros. Ahí es nada.
Filme impecable realizado con lo mejores medios, lejos tal vez de títulos tan emblemáticos como el “Shoah” (1985) de Claude Lanzmann. Sin embargo, filme necesario para que las nuevas generaciones conozcan su pasado, para revisar la crueldad de una Historia no tan lejana y recordarnos, a la luz de nuestra actualidad, lo poco que hemos aprendido desde entonces.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Roman Polanski.Países: Francia, Alemania, Reino Unido, Polonia, Holanda.Año: 2002.Duración: 148 min.Interpretación: Adrien Brody (Wladyslaw Szpilman), Thomas Kretschmann (Capitán Wilm Hosenfeld), Daniel Caltagirone (Majorek), Frank Finlay (El Padre), Maureen Lipman (La Madre), Emilia Fox (Dorota), Ed Stoppard (Henryk), Julia Rayner (Regina), Jessica Kate Meyer (Halina), Ruth Platt (Janina).Guión: Ronald Harwood; basado en la novela "El pianista del gueto de Varsovia" de Wladyslaw Szpilman.Producción: Roman Polanski, Robert Benmussa y Alain Sarde.Música: Wojciech Kilar.Fotografía: Pawel Edelman.Montaje: Hervé de Luze.Diseño de producción: Allan Starski.Dirección artística: Sebastian T. Krawinkel.Vestuario: Anna B. Sheppard.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Observo que su experiencia polaca le ha marcado bastante incluso trascendiendo al cine

Anónimo dijo...

muy buena ¿qué tal por Polonia?

Anónimo dijo...

Pelicula mala aunque bastante peor es SHOAH. Excesivo sionismo!!!

Running is Life dijo...

Como siempre respeto cada opinión. Son sencillamente formas de ver y sentir...