Es Navidad

Estimados Amigos:

No quiero desaprovechar la posiblidad que me brindan estos entrañables días de Navidad. No quiero convertir este puñado de palabras en un serial de tópicos ya conocidos pero sí quiero reivindicar una serie de cuestiones, al menos de manera breve.

Primeramente, que estos días no son lo que nos vende el sistema en el que desgraciadamente estamos inmersos. Que quizás, los próximos 365 días sean jornadas de esperanza y prosperidad en el que cada uno de nosotros encuentre en su camino todo aquello que necesite. Quiero una NAVIDAD con mayúsculas en la que Dios, a su manera, se sitúe a nuestro lado. Y que aquellos rostros que nos mantienen vivos sigan dando fuerza al frenético día a día del futuro.

No me quiero olvidar, no deseo ni por un momento ignorar a aquellos que se fueron, los que ya no están, los espíritus que se fueron al silencio, con la mayoría.

Y finalmente, quiero recordar las palabras de mi querido Dickens en aquel clásico de todos los tiempos "Canción de Navidad", exultantes de júbilo y llenas de sentido, hoy más que nunca: "Hay muchas cosas que podían haberme hecho muy bien y que no he aprovechado, (...) entre ellas la Navidad. Más estoy seguro de que siempre, al llegar esta época, he pensado en la Navidad, aparte la veneración debida a su nombre sagrado y a su origen, como en una agradable época de cariño, de perdón y de caridad; el único día, en el largo almanaque del año, en que hombres y mujeres parecen estar de acuerdo para abrir sus corazones libremente y para considerar a sus inferiores como verdaderos compañeros de viaje en el camino de la tumba y no otra raza de criaturas con destino diferente. Así, pues (...) aunque tal fiesta nunca ha puesto una moneda de oro o de plata en mi bolsillo, creo que me ha hecho bien y que me hará bien, y digo: ¡Bendita sea!"

Poco más debo añadir: ¡Feliz Navidad!. Os quiero.

JOSEPH SILVERMAN