02 junio 2008

Conciertazo de Calamaro: las cosas que merecen ser vividas


Entre la muchedumbre apasionada de una fría noche de mayo encontré un rostro que me recordó a mi adolescencia. Delante del escenario en el cual Andrés Calamaro, uno de los músicos más importantes y legendarios en lengua castellana, estaba a punto de actuar. Allí, a través de una nube heterógenea de rostros, en los tuneles abrigados de la masa, vi el rostro amigable de quién, a pesar de no denominarse amigo, compartió decididamente las desventuras y el desequilibrio vital de ser insultantemente joven. O lo que es lo mismo, aula y patio, sueños y decepciones. ¿Quién no ha vivido aquellas trivialidades verdaderas que en nuestra carne eran realmente pura tragedia?
Allí estabamos descifrando, en aquel instante en que nuestras miradas se cruzaron y nos saludamos, la ecuación del tiempo transcurrido y nunca recuperado. Por siempre vivido, eso sí. Algo más viejos. Menos pelo (calvos sería más exactos). Más sabios. Menos trágicos. Más realistas.
Y así, abstraído en mis victorias y derrotas empezó el concierto. Para quien no conozca a Andrés Calamaro aquí hago una breve síntesis apasionada pese a no considerarme un mitómano pero que trato de reconocer el buen arte cuando lo veo (una de mis victorias). Calamaro es verbo, verbo desenfrenado y puro al ritmo de una música absolutamente absorbente, desencantado a veces, triste y fatal las menos, vital y feliz en otras, su arte es su vida, su vida es su arte. ¿Dije que era verbo? pues si, Calamaro tiene el don de la palabra exacta en el acorde ideal, o sea, la expresión directa a lo más profundo de nuestro ser, pues su experiencia en cada canción es directamente transferible a cada una de nuestras vivencias. Duro o tierno, eufórico o hundido, siempre él, siempre Calamaro, siempre nosotros. Filosofo de los males del corazón, fénix emergente del infierno de su propia vida, demostró en el escenario que el público es "su razón de vivir" (palabras del propio autor emocionado en medio del concierto).
Cantó todos sus temas de hoy y de siempre, los cuales, no voy a citar pues Calamaro tiene en su discografía un repertorio tan extenso y tan célebre que su vida y su obra merecerían un riguroso tratado sobre la cuestión y su influencia en la vida moderna. El caso es que después de dos horas tuve la certeza de haber sido feliz en medio de historias musicadas, reivindicaciones bienintencionadas y amores contrariados. Recordé aquel rostro y traté de buscarlo para confirmar la felicidad que me embargaba. Había desaparecido. Pensé emocionado que igual había sido todo una señal.Una suerte de aviso para entender mi propia condición: mejor o peor habíamos llegado hasta un punto. Llenos de huellas y curtidos por una inmediatez desenfrenada habíamos sobrevivido. Y lo que era mejor, teníamos el paladar aún indemne y la conciencia intacta para vivir cosas que merecían ser vividas. Aparte de respirar y caminando, no se podía pedir más. Gracias Andrés.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué conciertazo! Tengo la piel de gallina y los ojos llorosos mientras escribo estas palabras y escucho en el ordenador de mi trabajo a ANDRÉS CALAMARO. ÉL ES EL CANTANTE, con mayúsculas. El concierto del pasado jueves fue un CONCIERTAZO. Fui inmensamente feliz. Por fin veía a mi cantante favorito en español en directo con la persona más importante de mi vida y que fue la que me dió a conocer su música hace ya más de 12 años...increíble recordarlo. Me lo dio a conocer por LOS RODRíGUEZ y ya lo seguí siempre desde entonces en su carrera en solitario. Tengo todos los discos, en solitario y con los Rodríguez, regalados, comprados por mi y grabados (algunos copias ilegales y bajadas de emule porqué no decirlo). Fue una NOCHE INOLVIDABLE...NUNCA LA OLVIDARÉ...GRACIAS...ANDRÉS...Y...J.
"...si me olvido de vivir
colgado de sentimientos
voy a vivir para repetir otra vez
este momento
te bajaría del cielo, mujer
la luna hasta tu cama
porque es muy poco de amor
sólo una vez por semana
puse precio a mi libertad
y nadie quiso pagarlo
te cambio tu corazón por el mío
para mirarlo y mirarlo
ampas de gloria, mujer
quiero un pedazo de cielo
para invitarte a dormir
en la cama o en el suelo
un sacrificio ritual bién o mal
yo quiero hacerle a mi estrella
sin principio ni final
no quiero vivir sin ella (sin él).
ANDRÉS CALAMARO - Paloma

Diebelz dijo...

¡Qué envidia más sana me invade los costados! Por lo que escriben Silvermann y Beatriz, tuvo que ser un conciertazo ! Bue...seguiré estudiando...cof cof xD

Salu2 !

Running is Life dijo...

pues si, creo que lo pasamos bien. Todos lo que estuvimos allí. Y bueno... los que estais estudiando siempre tendreis los CDs.jejeje

Anónimo dijo...

Silverman! que bueno lo que escribistes.. tuvo que ser impresionante..
"fénix emergente del infierno de su propia vida" buenísimo!

Un besito

pd: espero la crítica de la peli que fuimos a ver :)