02 agosto 2008

Cinema Revival (LXXX): Feliz Navidad, Mr. Lawrence (1983)


LA ATRACCIÓN DE LOS ANTAGÓNISMOS

Reza un dicho popular basado en evidencias físicas indiscutibles que “los polos opuestos se atraen”. Cualquier otra posibilidad no sería real. Así en las cosas como en las personas. Y resulta tremendo, como el arte, a veces, refleja fielmente la vieja sentencia. Cómo las personas de mundos opuestos, de inquietudes diversas o contrarias, de creencias absolutamente irreconciliables, pueden llegar a sentir una mutua atracción. Filmes como “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” (1983) del cineasta japonés Nagisa Oshima es un ejemplo perfecto que confirma esta tesis.
Filme complejo, extraño, rara avis de la cinematografía mundial aunque obra de culto soberbia y minoritaria. “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” reúne en un compendio inquietante todos los temas que más preocuparon a Oshima en su filmografía: los conflictos humanos, el choque de culturas, el rigor de las costumbres y tradiciones japonesas, el placer como súmmun de la existencia y la contextualización obsesiva del Japón militarista de los años 30. Aquel que marchó glorioso hacia Manchuria y terminó arrodillado en Hiroshima y Nagasaki. No en vano, la Historia oficial la escriben los vencedores (y fueron ambos, dejando aparte la fría e implacable estadística, vencedores y vencidos, responsables de una masacre inigualable).
Sin embargo, asistimos atónitos a un filme que explora los márgenes del pensamiento tratando de explicar cuáles son las sombras que justifican el odio o el amor. La empatía o la indiferencia. En otras palabras: la sublime atracción de los antagonismos. La relación del capitán japonés y el comandante británico en el momento más inoportuno y en el lugar equivocado. La imposibilidad del acercamiento o la amistad por causa del conflicto bélico aunque haya implícitamente un deseo reprimido. Y ese deseo es tan intenso como el drama que recorre el filme. Y esa intensidad es tan auténtica que raya en una homofilia que supura y salpica lirismo y sordidez convenciéndonos de lo que nunca podrá ser. Al menos no en este mundo. Tal vez si en el más allá, donde moran los espíritus libres de las guerras y falsas honorabilidades.
Es, para finalizar, un filme tremendo y duro sobre las consecuencias más despiadadas de las guerras. Todo narrado en una clave sencilla, ciertamente de atmósfera controvertida y asfixiante, pero no todos los días se unen para hacer una película el director de la inmortal “El imperio de los sentidos”, la superstar David Bowie, el músico metido a actor Ruichi Sakamoto o un imberbe Takeshi Gitano antes de sentar cátedra como cineasta indiscutible e indispensable de la modernidad. El cóctel es explosivo, exótico y diverso. Y quizás por ello su huella en la retina cinéfila es indeleble. Lo dicho: “los polos opuestos se atraen”. Tan cierto como la maldita voluntad humana de realizarse en lo conocido y en lo homogéneo. Cuando todos sabemos que la felicidad quizás resida en el descubrimiento del “otro” allá en la lejana distancia.

FICHA TÉCNICA:

Título Oríginal: Senjo no Merry Christmas (Merry Christmas Mr. Lawrence) Año: 1983
Duración: 124 min. Director: Nagisa OshimaGuión: Nagisa Oshima & Paul Mayersberg (Novela: Sir Laurens Van Der Post) Música: Ryuichi Sakamoto Fotografía: Toichiro Narushima Reparto: David Bowie, Ryuchi Sakamoto, Tom Conti, Beat Takeshi (Takeshi Kitano), Jack Thompson, Yuya Uchida, Johnny Okura

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