La vida te da y te quita. La existencia está llena de alegrías y sinsabores. Un día, sin darte cuenta, algo horrible ocurre y no te queda más remedio que reivindicar a las instituciones todos aquellos derechos que, teoricamente, te amparan como ciudadano de bien. La lucha contra el Estado suele ser larga y dura. El Estado nunca se cansa. No tiene prisa ni se desanima. No conoce de sentimientos, ni sufrimiento. Es una lucha desigual en la que a veces se producen heroicidades como la de Beppino Anglaro.
Diecisiete años después del accidente que mantenía a su hija Eluana postrada en una cama en un estado de coma irreversible. Después de una cruenta batalla legal que le llevó al mismisimo Tribunal Supremo italiano. Beppino ganó para su hija el derecho a morir con dignidad. Su ejemplo debe servirnos a todos. Aún es posible en los Estados modernos reivindicar los derechos legítimos y salir victorioso. Aún es posible mantener la confianza en las instituciones y en el Estado. No es poco para estos tiempos que corren.
Y aunque a algunos les pese y hayan criticado la postura de Beppino. Aunque le hayan insultado llamándole asesino. Aunque estos fanáticos que hablan de fe pataleen y protesten porque no pueden imponer su forma de vida a los demás. No debemos preocuparnos, tan solo son letanías en el desierto. A muchos ya les conocemos. Individuos de dudosa catadura moral. Berlusconi y su cuadrilla los primeros. Seguido de el Papa y sus secuaces. Una camarilla de peligrosos teócratas capaces de afirmar hoy una cosa y al día siguiente todo lo contrario.
Es por eso que la fuerza moral, la honestidad y las convicciones de Beppino Englaro son un modelo a seguir. Y no solo lo afirma quien esto escribe sino voces autorizadas del periodismo, la medicina, el derecho y la teología. Desde Roberto Saviano hasta el Cardenal Carlo María Martini. ¿Significa que Beppino hizo bien y que los que no están de acuerdo están equivocados? No, el debate está abierto y somos los ciudadanos los que debemos cosntruirlo poco a poco. Pero sin fanatismo ni intereses ocultos. ¿Libertad de expresión? Toda la del mundo y más porque se puede disentir de todo. Lo que no se puede es imponer ni tratar de impedir que quien quiera pueda ejercer el derecho que le corresponde. Eso si que no cabe en Democracia.
Gracias Beppino.
5 comentarios:
acertadísimo post. EStamos con usted y con beppino
de acuerdo totalmente. creo que acierta usted. Esta la ética y está el derecho y lo demás son letanías
lamento decirle que estoy en desacuerdo con usted y con beppino. su postura me parece de lo más obscena y radical
quiénes son éstos ultra que se conectan a su blog Sr. Silvewrman
Advertencia: No hagan ningún caso a KOICHI, que siempre deja mensajes contrarios para joder al personal. Es un fascista. No te atrevas más a hacer comentarios en este blog.
Todos con B. Anglaro
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