ESCLAVA
Es siempre de agradecer todo el cine que posee el ansia de reivindicar un mundo mejor y de ambicionar la reforma de situaciones injustas. Ni siquiera debemos hablar de cierto cine social o militante sino de un cine con conciencia de su tiempo y del mundo que le ha tocado vivir. Filmes creados por autores sensibles capaces de hacer conocer al espectador determinadas realidades, la mayoría de las veces, más cercanas de lo que uno piensa.
Tal es el caso del último filme (hasta la fecha) del afamado Giussepe Tornatore. En “La desconocida” (2006) el cineasta italiano retoma viejas inquietudes. Esto es partir de un conflicto fuertemente arraigado en el tejido social italiano y contarlo en un tono a medio camino entre el thriller y la denuncia. Esta vez se cuentan las desventuras de una inmigrante ucraniana en la Europa “civilizada”. Los sueños de prosperar en un supuesto “paraíso” que nunca existió y todas las humillaciones, violencia y traumas a las que es sometida. Todo un camino de lágrimas.
El material es inicialmente potente y prometedor. Mucho más en manos de alguien con la experiencia de Tornatore. El tema de la inmigración, la trata de blancas, la esclavitud sexual, el amor imposible y de fondo la búsqueda insaciable de alguien especial (motor indudable de todo el entramado dramático). Sin embargo, Tornatore opta por una narración farragosa, casi caótica. Se pierde en una sucesión de flash-backs muy poco claros, como tratando de subrayar o enfatizar lo que ni siquiera se ha dado conocer. El hilo argumental deambula sin pena ni gloria tratando de aparentar una trascendencia que no tiene. Y aunque el tema que trata es importante no emociona. Parece claro que el hecho de llamarse Tornatore y tener un Oscar tampoco aporta las gotas de inspiración adecuadas ni la sustancia (ya sea intelectual o sentimental) necesaria. ¿Cómo alguien especialmente delicado en su caligrafía visual termina perdiéndose en estas lagunas narrativas? Difícil saberlo.
“La desconocida” es el típico filme europeo de calidad del que se espera mucho antes de su visionado, y al terminar de verlo, el balance resultante es poco menos que vacuo. Ni la hermosísima partitura de Ennio Morricone (extraordinario una vez más sumando otra maravilla a su extensa obra) arregla un conjunto más bien desabrido. No parece un filme realizado por la misma persona que firmó obras tan redondas y sublimes como “Cinema Paradiso” (1987), “La leyenda del pianista sobre el océano” (1998) y “Malena” (2000). Más bien refleja un preocupante agotamiento creativo, más propio de aquel que ha conocido la fama y ha elegido repetirse a sí mismo en lugar de explorar nuevos y estimulantes senderos.
La conclusión es clara, en “La desconocida” no adivinamos la grandeza del cine reflejando las locuras que la inmigración ocasiona diariamente. Como mucho podemos esbozar un pseudo-telediario repleto de guiños y pinceladas pero incapaz de un discurso coherente y acorde con la importancia del tema: que en el siglo XXI, el que habrá de ver los máximos avances científicos y tecnológicos, aún se comercia con seres humanos. La mezquindad humana no conoce del tiempo ni de fronteras.
Es siempre de agradecer todo el cine que posee el ansia de reivindicar un mundo mejor y de ambicionar la reforma de situaciones injustas. Ni siquiera debemos hablar de cierto cine social o militante sino de un cine con conciencia de su tiempo y del mundo que le ha tocado vivir. Filmes creados por autores sensibles capaces de hacer conocer al espectador determinadas realidades, la mayoría de las veces, más cercanas de lo que uno piensa.
Tal es el caso del último filme (hasta la fecha) del afamado Giussepe Tornatore. En “La desconocida” (2006) el cineasta italiano retoma viejas inquietudes. Esto es partir de un conflicto fuertemente arraigado en el tejido social italiano y contarlo en un tono a medio camino entre el thriller y la denuncia. Esta vez se cuentan las desventuras de una inmigrante ucraniana en la Europa “civilizada”. Los sueños de prosperar en un supuesto “paraíso” que nunca existió y todas las humillaciones, violencia y traumas a las que es sometida. Todo un camino de lágrimas.
El material es inicialmente potente y prometedor. Mucho más en manos de alguien con la experiencia de Tornatore. El tema de la inmigración, la trata de blancas, la esclavitud sexual, el amor imposible y de fondo la búsqueda insaciable de alguien especial (motor indudable de todo el entramado dramático). Sin embargo, Tornatore opta por una narración farragosa, casi caótica. Se pierde en una sucesión de flash-backs muy poco claros, como tratando de subrayar o enfatizar lo que ni siquiera se ha dado conocer. El hilo argumental deambula sin pena ni gloria tratando de aparentar una trascendencia que no tiene. Y aunque el tema que trata es importante no emociona. Parece claro que el hecho de llamarse Tornatore y tener un Oscar tampoco aporta las gotas de inspiración adecuadas ni la sustancia (ya sea intelectual o sentimental) necesaria. ¿Cómo alguien especialmente delicado en su caligrafía visual termina perdiéndose en estas lagunas narrativas? Difícil saberlo.
“La desconocida” es el típico filme europeo de calidad del que se espera mucho antes de su visionado, y al terminar de verlo, el balance resultante es poco menos que vacuo. Ni la hermosísima partitura de Ennio Morricone (extraordinario una vez más sumando otra maravilla a su extensa obra) arregla un conjunto más bien desabrido. No parece un filme realizado por la misma persona que firmó obras tan redondas y sublimes como “Cinema Paradiso” (1987), “La leyenda del pianista sobre el océano” (1998) y “Malena” (2000). Más bien refleja un preocupante agotamiento creativo, más propio de aquel que ha conocido la fama y ha elegido repetirse a sí mismo en lugar de explorar nuevos y estimulantes senderos.
La conclusión es clara, en “La desconocida” no adivinamos la grandeza del cine reflejando las locuras que la inmigración ocasiona diariamente. Como mucho podemos esbozar un pseudo-telediario repleto de guiños y pinceladas pero incapaz de un discurso coherente y acorde con la importancia del tema: que en el siglo XXI, el que habrá de ver los máximos avances científicos y tecnológicos, aún se comercia con seres humanos. La mezquindad humana no conoce del tiempo ni de fronteras.
FICHA TECNICA:
Dirección y guión: Giuseppe Tornatore.Países: Italia y Francia.Año: 2006.Duración: 118 min.Género: Drama, thriller.Interpretación: Xenia Rappoport (Irena), Michele Placido (Muffa), Claudia Gerini (Valeria Adacher), Piergrancesco Favino (Donato Adacher), Margherita Buy (abogado), Alessandro Haber (portero), Piera Degli Esposti (Gina), Clara Dossena (Thea Adacher), Ángela Molina (Lucrezia).Producción: Laura Fattori.Música: Ennio Morricone.Fotografía: Fabio Zamarion.Montaje: Massimo Quaglia.Dirección artística: Tonino Zera.Vestuario: Nicoletta Ercole.
1 comentario:
Que maravilla de post. Les aseguro a todos que he disfrutado más leyento la crítica del Sr. Silverman que la decepcionante película del director de mi película favorita, "Cinema Paradiso". Felicidades, me ha encantado.
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