INOCENCIA IMPOSIBLE
Tras el visionado de esta apasionante “El desafío: Frost contra Nixon” (2008) de Ron Howard se me vino a la cabeza una frase leída en uno de los primeros números del tebeo norteamericano “Shade, el hombre cambiante” (1990) de Peter Milligan y Chris Bachalo. De alguna manera el arte remite al arte. La frase dicha por una especie de aparición sobrenatural del presidente John F. Kennedy decía así: “no se puede ser presidente de los Estados Unidos e inocente. Es una contradicción”. Toda la crudeza y la sustancia de esta frase están encerradas en éste, el último film de Ron Howard.
Basada en la obra teatral de Peter Morgan, “Frost/Nixon” rememora la serie de entrevistas realizadas por el periodista británico David Frost al primer presidente de los Estados Unidos dimitido de su cargo hasta la fecha: Richard Nixon. De fondo, todo el caso “Watergate”, las escuchas, las mentiras y la Guerra de Vietnam. La representación de algunos de los episodios más controvertidos y oscuros de la reciente historia norteamericana. Tristes días en que la democracia estuvo en jaque y la ciudadanía no sabía qué tipo de sucios intereses rodeaban al poder político, ni quiénes eran los verdaderos servidores públicos y quiénes buscaban solamente su propio provecho y enriquecimiento.
En “Frost/Nixon” hay una serie de virtudes que la hacen un filme realmente de recomendable y hasta imprescindible. En primer lugar, un dominio del tiempo cinematográfico impresionante. Esto a su vez conlleva un manejo del ritmo dramático realmente lúcido. Tratándose de un filme en el que los diálogos son clave estos elementos no son baladíes. Por otro lado, Howard hace un esfuerzo histórico y pedagógico no sólo para hacer una película sobre un acontecimiento significativo del siglo XX, sino que además explora entre los factores de cambio y permanencia de la memoria histórica. Imposible no pensar en los tiempos presentes tan repletos de corrupción y guerras como los que se viven en el filme. Por tanto, habría también un cierto tono de denuncia, de resaltar la tarea y el compromiso del periodista con la sociedad (aunque las motivaciones de Frost no hayan sido tan altruistas en realidad y si más lucrativas). Como última virtud, aunque no por ello menos importante, está el nivel que exhibe el elenco de actores: maravilloso y soberbio.
Sería injusto atribuirle a “Frost/Nixon” solamente un puñado de virtudes. Tiene también, y es de ley mencionarlo, algunos defectos que solamente el tiempo dirá si la empequeñece como obra de arte o todo lo contrario. No se puede negar que su guión parte de una obra de teatro. Por tanto esa teatralidad es muchas veces un lastre que no aporta la energía necesaria para hacer un seguimiento de toda la trama. Ron Howard además, hace acopio de toda la información y la lanza a los espectadores como si éstos fueran versados cronistas de aquellos días. Por tanto, no es un filme indicado para aquellos que no conozcan la Historia de los EEUU. No hay que olvidar además la imagen que se hace del propio presidente Nixon (interpretado por el actor Frank Langella), más cercana a la parodia que a la realidad. Si bien la historiografía oficial no deja, en la mayoría de los casos, bien parado a este mandatario, hay nuevas revisiones que tratan de dignificar su gestión en la Casa Blanca (sobre todo en lo que se refiere a política interior y dejando al margen todo lo concerniente al Watergate y Vietnam).
En conclusión, “Frost/Nixon” es desde el punto de vista cinematográfico una obra más que recomendable que ha de ser recordada en el futuro como el filme que inmortalizó la confesión de un político. Un filme que puso de manifiesto la inocencia imposible de ciertos cargos y responsabilidades. No en vano da a conocer la intimidad cruda y el alma de un hombre vilipendiado, de un servidor público corrupto que en nombre de valores de rango superior llevó a su país a un callejón sin salida.
Tras el visionado de esta apasionante “El desafío: Frost contra Nixon” (2008) de Ron Howard se me vino a la cabeza una frase leída en uno de los primeros números del tebeo norteamericano “Shade, el hombre cambiante” (1990) de Peter Milligan y Chris Bachalo. De alguna manera el arte remite al arte. La frase dicha por una especie de aparición sobrenatural del presidente John F. Kennedy decía así: “no se puede ser presidente de los Estados Unidos e inocente. Es una contradicción”. Toda la crudeza y la sustancia de esta frase están encerradas en éste, el último film de Ron Howard.
Basada en la obra teatral de Peter Morgan, “Frost/Nixon” rememora la serie de entrevistas realizadas por el periodista británico David Frost al primer presidente de los Estados Unidos dimitido de su cargo hasta la fecha: Richard Nixon. De fondo, todo el caso “Watergate”, las escuchas, las mentiras y la Guerra de Vietnam. La representación de algunos de los episodios más controvertidos y oscuros de la reciente historia norteamericana. Tristes días en que la democracia estuvo en jaque y la ciudadanía no sabía qué tipo de sucios intereses rodeaban al poder político, ni quiénes eran los verdaderos servidores públicos y quiénes buscaban solamente su propio provecho y enriquecimiento.
En “Frost/Nixon” hay una serie de virtudes que la hacen un filme realmente de recomendable y hasta imprescindible. En primer lugar, un dominio del tiempo cinematográfico impresionante. Esto a su vez conlleva un manejo del ritmo dramático realmente lúcido. Tratándose de un filme en el que los diálogos son clave estos elementos no son baladíes. Por otro lado, Howard hace un esfuerzo histórico y pedagógico no sólo para hacer una película sobre un acontecimiento significativo del siglo XX, sino que además explora entre los factores de cambio y permanencia de la memoria histórica. Imposible no pensar en los tiempos presentes tan repletos de corrupción y guerras como los que se viven en el filme. Por tanto, habría también un cierto tono de denuncia, de resaltar la tarea y el compromiso del periodista con la sociedad (aunque las motivaciones de Frost no hayan sido tan altruistas en realidad y si más lucrativas). Como última virtud, aunque no por ello menos importante, está el nivel que exhibe el elenco de actores: maravilloso y soberbio.
Sería injusto atribuirle a “Frost/Nixon” solamente un puñado de virtudes. Tiene también, y es de ley mencionarlo, algunos defectos que solamente el tiempo dirá si la empequeñece como obra de arte o todo lo contrario. No se puede negar que su guión parte de una obra de teatro. Por tanto esa teatralidad es muchas veces un lastre que no aporta la energía necesaria para hacer un seguimiento de toda la trama. Ron Howard además, hace acopio de toda la información y la lanza a los espectadores como si éstos fueran versados cronistas de aquellos días. Por tanto, no es un filme indicado para aquellos que no conozcan la Historia de los EEUU. No hay que olvidar además la imagen que se hace del propio presidente Nixon (interpretado por el actor Frank Langella), más cercana a la parodia que a la realidad. Si bien la historiografía oficial no deja, en la mayoría de los casos, bien parado a este mandatario, hay nuevas revisiones que tratan de dignificar su gestión en la Casa Blanca (sobre todo en lo que se refiere a política interior y dejando al margen todo lo concerniente al Watergate y Vietnam).
En conclusión, “Frost/Nixon” es desde el punto de vista cinematográfico una obra más que recomendable que ha de ser recordada en el futuro como el filme que inmortalizó la confesión de un político. Un filme que puso de manifiesto la inocencia imposible de ciertos cargos y responsabilidades. No en vano da a conocer la intimidad cruda y el alma de un hombre vilipendiado, de un servidor público corrupto que en nombre de valores de rango superior llevó a su país a un callejón sin salida.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Ron Howard.Países: USA y Reino Unido.Año: 2008.Duración: 122 min.Género: Biopic, drama.Interpretación: Frank Langella (Richard Nixon), Michael Sheen (David Frost), Kevin Bacon (Jack Brennan), Sam Rockwell (James Reston Jr.), Oliver Platt (Bob Zelnick), Rebecca Hall (Caroline Cushing), Matthew Macfadyen (John Birt), Toby Jones (Swifty Lazar).Guión: Peter Morgan; basado en su obra.Producción: Tim Bevan, Eric Fellner, Brian Grazer y Ron Howard.Música: Hans Zimmer.Fotografía: Salvatore Totino.Montaje: Dan Hanley y Mike Hill.Diseño de producción: Michael Corenblith.
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