
Desde siempre he sentido predilección por los viajes. La ilusión infinita y perpetua por ver cosas nuevas en lugares lejanos la he heredado de mis padres. El viaje, el movimiento, la búsqueda, el lugar, el refugio, el paraiso. ¡Dios, qué estoy diciendo! El viaje está en nuestros genes desde el principio de los tiempos. Desde la Prehistoria, desde el Éxodo, desde el Homo Habilis, hasta llegar a Marco Polo o Paul Gauguin.
Siento que este viaje abre una etapa. Viajes y literatura están unidos intimamente. Doy fe de muchas y deliciosas lecturas que me dieron a conocer lugares en los que nunca he estado y en los que probablemente nunca estaré. Pero también de los que he estado y revisitar a través de la buena literatura es un placer inconmensurable. Y tal y como dice mi adorado y emotivo Orhan Pamuk en su libro "La vida nueva" (1995):
"Obsevando las líneas que iluminaban las luces largas del autobús se me vino a la cabeza aquel estribillo. Ya saben, ese estribillo que viene de las profundidades del alma del viajero agotado, que se repite con los postes eléctricos cuando las ruedas del cansado autobús llevan horas girando a la misma velocidad, el motor gime con la misma cadencia y la vida se repite a sí misma siguiendo el ritmo: ¿Qué es la vida? ¡Un periodo de tiempo! ¿Qué es el tiempo? Un accidente. ¿Qué es un accidente? Una vida, una vida nueva..."
Espero ser digno de este bendito accidente que me dispongo a realizar a partir de mañana. Good Bye Gran Canaria!, Hello Turkey!
2 comentarios:
a por ellos!!!
¡Vaya literatura la de Pamuk!, no me extraña que sea premio nobel. Yo también adoro VIAJAR
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