Se trataba de un tema apasionante que hechizaba desde la primera nota. Formaba parte de un disco debut irrepetible (El Mar no cesa-1988). Ya desde los inicios se vislumbraba esa fuerza y esa vitalidad tanto en la música como en las letras. Su éxito fue fulgurante y largo (incluso fuera de nuestras fronteras). Aunque siempre fueron tachados de iluminados y trascendentales (sobre todo su vocalista Enrique Bunbury) la verdad es que eran geniales pues cada tema era un tour de force, un más díficil todavía, para alcanzar la abstracción y el sendero interior que llevamos dentro.
15 marzo 2010
Las 100 de Silverman (XVI): Agosto (1988)-Héroes del Silencio
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