25 mayo 2010

Crítica de Cine (CXXIII): Baaría (2009)


AGUAFUERTES SICILIANOS

En “Baaría” (2009) de Giussepe Tornatore, existe desde el principio la expectativa de recuperar la esencia y el frenesí de aquella inolvidable Obra Maestra titulada “Cinema Paradiso” (1989). Desde entonces, Tornatore se ha empeñado en volver a mostrar siempre lo mismo. Bien es cierto, que nunca con la grandeza del filme citado pero con algunos aciertos (véanse filmes como "Malena" (2000) o "Stanno tutti bene" (1990)).
No nos equivoquemos, la última película del cineasta siciliano tiene más ambición que ninguna otra en su filmografía y evoca el espíritu de aquel filme, pero ni siquiera se le acerca, aunque su visionado nos deja un regusto dulce. “Baaría” recupera recuerdos, escenarios, rincones, personajes y sucesos, subrayando siempre la vertiente más emotiva. No en vano, se trata de la localidad nata de su autor.
En "Baaría" se revisa la Historia con mayúsculas como a fogonazos breves e intensos. Suerte de aguafuertes sicilianos cuya bella imagen obnubila aspectos considerables y controvertidos del pasado. Por ejemplo, el Fascismo, con el que Tornatore se recrea más en su lado ridículo y humorístico y menos en el dramático. Haciendo como el Fellini de "Amarcord" (1973). Otro ejemplo, la Mafia, se les muestra, pero no se explican sus mecanismos ni su naturaleza. En defensa de Tornatore habría que argumentar que su ambisión es tal, que la Historia tal cual, no cabe en un largometraje de dos horas y media, mucho más cuando las prioridades del autor no son las estrictamente historiográficas.
Porque en "Baaría" la prioridad son los sentimientos, el paso del tiempo, el amor por el cine, los vínculos con la familia y los amigos. El entorno cambia, crece, se destruye, evoluciona, se regenera, pero las gentes permanecen hasta que la muerte sobreviene. Más allá de nimias incoherencias o discordancias como el que algunos protagonistas envejezcan y otros no, que Tornatore cambie al protagonista, que a veces haya confusión en las situaciones o que la narratividad sea nula. Nada de eso tiene importancia.
En el fondo, y ese es el mensaje que estropea el filme, no es vital la Historia pues ésta es la que es y según Tornatore, no se puede cambiar ni reflexionar sobre ella. Lo realmente indispensable es justificar la identidad de su pueblo, sus anhelos y miserias, sin cuestionar causas. Para una Opera Prima estaría muy bien. Para quién ha firmado filmes memorables, el balance es tan pobre que solo faltaba (para hundirte) que el denostado Berlusconi dijera que la visión de Tornatore representa Italia con fidelidad. ¡Que pena!

FICHA TÉCNICA:

Dirección y guión: Giuseppe Tornatore. País: Italia. Año: 2009. Duración: 150 min. Género: Tragicomedia. Interpretación: Francesco Scianna (Peppino), Margareth Madè (Mannina), Nicole Grimaudo (Sarina joven), Ángela Molina (Sarina adulta), Lina Sastri (Tana), Enrico Lo Verso (Minicu), Nino Frassica (Giacomo), Monica Bellucci (novia del albañil), Raoul Bova (periodista). Producción: Mario Cotone. Música: Ennio Morricone. Fotografía: Enrico Lucidi. Montaje: Massimo Quaglia. Diseño de producción: Maurizio Sabatini. Vestuario: Antonella Balsamo y Luigi Bonanno.

1 comentario:

Beatriz de Bobadilla dijo...

Coincido en muchos aspectos de la crítica y me ha entusiasmado leerla pero al final me las has destruído. Has sido demasiado duro en mi opinión. Es cierto que no es una obra maestra y ni se le acerca a mi película favorita "Cinema Paradiso", pero tampoco ha estado tan mal el resultado final. Si es verdad que yo también esperaba algo más de Tornatore. Sigue así, eres el mejor. Besos