21 febrero 2011

Crítica de Cine (CXXXVIII): Cisne negro (2010)


CHAIKOVSKY EN LAS TINIEBLAS

La filmografía de Darren Aronofsky, vista ahora a la luz de su último estreno “Cisne negro” (2010), es una suerte de montaña rusa peligrosa e irregular que a pesar de sus altibajos no resulta indiferente. Las causas residen en su gran capacidad para dotar de atmósferas inquietantes todos sus filmes. Y desde la textura de esas atmósferas agregar referencias culturales que aportan al conjunto más enjundia y relevancia de la que realmente tiene. Si además, todo se presenta en una forma de rodar en la que predomina un estilo propio, con un montaje frenético en busca de emociones extremas y los efectos físicos de la propia existencia contemporánea, el beneplácito de crítica y público está asegurado.
En “Cisne negro” Aronofsky se centra en el ámbito competitivo y obsesivo hasta la paranoia de las bailarinas clásicas. En concreto la obsesión de una bailarina por ser perfecta. Se remite al Chaikovsky del “Lago de los cisnes”, no solo como semilla argumental o fuente de inspiración, sino como eje articulador de toda la trama en el que ficción y realidad se van confundiendo. Fiel a su estilo, todo lo que representa el compositor ruso y su cuento de hadas, es recubierto por un halo de oscuridad y tinieblas entre bambalinas.
“Cisne negro” es un ejemplo más de las obsesiones vitales de su autor. Esto es, su intento no siempre agradable aunque clave en su éxito, de la filmación de los cuerpos en transformación. Esta insaciable ansia de filmar la metamorfosis de sus criaturas le acercaría a otro cineasta de pedigrí: David Cronenberg. Y este filme tiene claras reminiscencias de filmes realizados por este director canadiense. Un ejemplo claro sería “La mosca” (1986) (un remake dicho sea de paso). Sin embargo, mientras Cronenberg recorre impertérrito el sendero del relato clásico sobre el esquema del científico loco víctima de sus propios experimentos como metáfora sobre los peligros del progreso tecnológico, Aronofsky quiebra la narración en la que se inspira, haciendo visibles los delirios febriles por alcanzar la perfección imposible y las secuelas de esa dolorosa utopía. Así, partiendo de un estado depresivo profundo su cámara recorre la desfiguración y descomposición de los cuerpos produciendo malestar en su visionado.
En conclusión, una obra recomendable en la que se extraña el lirismo verídico de Chaikovsky pero que cumple de sobra las expectativas creadas. Un filme que funciona más como thriller psicológico que como ballet de terror (que era lo que podía esperarse) y que decide quedarse en lo primero porque alcanzar lo segundo es transgredir en demasía (mucho más cuando se aspira a ganar un Oscar). Y aunque es verdad que su protagonista Natalie Portman está exquísita, esperábamos una lección más intensa sobre los estragos de las obsesiones y todas sus patologías derivadas sobrepasando incluso la semilla del propio "Lago de los cisnes". Aún recordamos el final de aquella maravilla titulada "Réquiem por un sueño" (2000). Y al final, la obra original invade con su influencia y no queda más remedio que reconocer su innegable perfección.
FICHA TÉCNICA:

Película: Cisne negro. Título original: Black swan. Dirección: Darren Aronofsky. País: USA. Año: 2010. Duración: 110 min. Género: Drama, thriller psicológico. Interpretación: Natalie Portman (Nina), Vincent Cassel (Thomas Leroy), Mila Kunis (Lily), Barbara Hershey (Erica), Winona Ryder (Beth). Guion: Mark Heyman, Andrés Heinz y John McLaughlin; basado en un argumento de Andrés Heinz. Producción: Mike Medavoy, Arnold W. Messer, Brian Oliver y Scott Franklin. Música: Clint Mansell. Fotografía: Matthew Libatique. Montaje: Andrew Weisblum. Diseño de producción: Thérèse DePrez. Vestuario: Amy Westcott.

1 comentario:

Beatriz de Bobadilla dijo...

Me ha gustado mucho la reflexión de la crítica pero no estoy del todo deacuerdo. No me imagino a Natalie Portman convertida totalmente en cisne. Creo que si esto hubiera sucedido la película habría perdido mucho de su esencia y a lo mejor se hubiese parecido a algo parecido al terror gore. Uf! No me lo quiero ni imaginar.