Perteneciente a esa estirpe de solistas italianos de voz desgarradora, rompió esquemas en los 60 y 70 con su vitalidad y su atrevimiento. Era capaz de cantar en varios idiomas y sus ojos grandes y su cabello rojizo fueron sinónimos de la modernidad. Hasta intelectuales y artistas de la talla de Umberto Eco o Luciano Pavarotti supieron reconocer la relevancia de esta turinesa indomable. En temas como éste, aún resuenan nostálgicos, los ecos incesantes de una época que se añora con solo pensarla aunque no se tuviera la oportunidad de vivirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario