01 marzo 2011

Crítica de Cine (CXL): Buried (enterrado) (2010)



ATAÚD PARLANTE

Poco importa que no salgamos en ningún momento del ataúd. Nunca un espacio tan reducido y claustrofóbico pareció tan grande por obra y gracia de la creatividad cinematográfica. Importa aún menos que el maldito mechero Zippo consuma las reservas de oxígeno o ni siquiera amenace con apagarse definitivamente dejando todo en penumbras. Y por supuesto, ni siquiera nos choca, aunque lo hemos vivido desde los lugares más recónditos, que el maldito teléfono móvil se quede sin cobertura bajo tierra y que su batería resista todas las llamadas posibles de socorro. Todas las confesiones y últimas voluntades juntas. En el fondo, toda esta irrealidad o inverosimilitud que manifiesta “Buried” (2010) de Rodrigo Cortés, son puntos que, aunque puedan minusvalorar el conjunto, se subordinan magistralmente a una narración excitante.
Probablemente nos encontramos ante un filme absolutamente inédito. Tal vez incluso merecedor de más relevancia de la que ha disfrutado. Un tipo enterrado vivo luchando a contra reloj por su vida. Sin más elementos que luz y un móvil. ¿No es ésta la gran metáfora de nuestro tiempo? ¿Un hombre pegado a su teléfono de última generación, ávido por comunicarse y expresar todo lo que lleva dentro y, sin embargo, incapaz de escapar a su soledad? Cortés, me temo, ha rodado inconscientemente el gran manifiesto del siglo XXI aunque no se tome demasiado en serio.
Decíamos que “Buried” es una narración intensa. Y lo es porque para alcanzar ese objetivo explota a su conveniencia algunas premisas básicas. Primeramente un guión terriblemente bueno, con diálogos hilarantes que, como una montaña rusa, pasan del dramatismo al humor negro o la reivindicación social. Lastima que el único protagonista (magnífica interpretación de Ryan Reynolds), empleado de una empresa norteamericana en Irak, no enarbole de una manera más radical la bandera de la denuncia sobre los trapicheos ejecutados por estos emporios económicos ni profundice más en esta línea. A cambio, Cortés opta más por avanzar en los territorios más conocidos del género como el thriller psicológico y el suspense.
En segundo lugar conviene destacar la minuciosa planificación de todos y cada uno de los planos de un filme que en ningún momento escapa del interior de un ataúd. Y sin embargo, Cortés nos deleita con movimientos de cámara auténticamente virtuosos mostrando, nunca mejor dicho, la pureza geométrica de la muerte. A esto hay que añadir un trabajo de fotografía igualmente excepcional jugando en todo momento con la luminiscencia del mechero o del móvil. En este sentido “Buried” es un verdadero “tour de force” más cercano al Hitchcock de “La soga” (1948) que al relato “Enterrado vivo” de Edgar Allan Poe.
En un vistazo final de conjunto, y eso quizás sea lo malo de este filme, no se puede negar que “Buried” termina siendo un producto diseñado para enganchar al espectador en una trama de final incierto más que en la reflexión de cuestiones más trascendentales. Todo termina reduciéndose a un relato repleto de giros y sorpresas cuyo máximo interés reside en saber cuál es el desenlace de su protagonista. No se trata de explorar el sentido de la vida cuando uno se siente al final de ésta, ni de analizar el adiós a los seres queridos. Ni siquiera quiénes son, si insurgentes, terroristas, ciudadanos iraquíes cabreados o incluso, conspiradores de los servicios de inteligencia, los que han llevado a cabo tan macabra maniobra. Al final, entre permanecer por siempre en la eternidad cinematográfica y la evasión, “Buried” elige ésta última. Quizás, porque desde dentro del ataúd, con la confusión reinando fuera igualmente, es casi imposible pensar con claridad en el futuro.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Rodrigo Cortés. Países: España. Año: 2010. Duración: 94 min. Género: Thriller. Interpretación: Ryan Reynolds (Paul Conroy), Robert Paterson (Dan Brenner), José Luis García Pérez (Jabir), Stephen Tobolowsky (Alan), Samantha Mathis (Linda Conroy), Warner Loughlin (Donna Mitchell/Maryanne Conroy), Ivana Miño (Pamela), Erik Palladino (agente Harris). Guión: Chris Sparling. Producción: Rodrigo Cortés y Peter Safran. Música: Víctor Reyes. Fotografía: Eduard Grau. Montaje: Rodrigo Cortés. Dirección artística: María de la Cámara y Gabriel Paré. Vestuario: Elisa de Andrés.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen post, y de acuerdo, se perdió una buena oportunidad de hacer algo más grande con este filme.