04 abril 2011

Crítica de Cine (CXLII): El ejército de Dios sigue su marcha (1987)


PALABRA Y MEMORIA

Es indudable que al enfrentarse a una obra de la relevancia de "El ejército de Dios sigue su marcha" (1987) del cineasta japonés Kazuo Hara, uno ha de pertrecharse bien para tener una experiencia audiovisual profunda. Y es así, porque en este filme documental, hay, por un lado, un anhelo de inusitada honestidad por rescatar la memoria de las tinieblas. Y por otro, la opción agradecida de la radicalidad de unos personajes entrañables que luchan denonadamente contra el olvido.


En "El ejército de Dios..", Kazuo Hara persigue con su cámara al señor Okuzaki, veterano de guerra del ejército imperial en la campaña del Pacifico. Un hombre a contracorriente hasta del aire que respira, un justo de azarosa existencia, que ha decidido emprender una cruzada individual contra el poder político. Un poder político que ha fomentado la ley del silencio sobre crímenes de guerra horribles. Atrocidades no tan conocidas o eclipsadas por otras que asolaron la mitad del siglo XX (sin ir más lejos el propio Holocausto en Europa). En este catálogo de la barbarie se incluían fusilamientos a soldados japoneneses por sus propios superiores y actos de canibalismo en Nueva Guinea. Todo ello incluso con la contienda finalizada.


Hara, que no es un cineasta de leyenda por casualidad, opta por engarzar un relato en el que la figura de Okusaki, su vehemencia, su violencia y también su sentido de la justicia se erigen en el eje sobre el que bascula la reconstrucción del pasado. Sin embargo, conforme se suceden las preguntas y las respuestas, afloran las palabras. Palabras de verdad. Mentiras de palabra. Y todas explican, denuncian, insinuan, afrontan y huyen de la Historia. La fuerza de voluntad de Okuzaki combinado con la falta de pudor de la cámara de Kazuo Hara producen una suerte de ovillo que enfrenta a los verdugos con sus víctimas. Un conglomerado de jirones de recuerdos, un puñado de voces subalternas que desde el presente nos muestran que el recuerdo del trauma es imborrable y la mezquindad humana no tiene limites.


Aunque se trata de un documental en el que Hara hace del testimonio su seña de identidad, como lo son otros filmes como "Shoah" (1986) de Claude Lanzmann o "S-21 la máquina roja de matar" (2002) de Rithy Pahn, es imposible no pensar en otros grandes filmes japoneses. Pienso en los grandes maestros del cine japonés de posguerra que, es verdad, tal vez no optaron por un compromiso político o militante de denuncia tan fuerte como el de Hara, pero que dotaron a toda su filmografía de un sentido humanístico inigualable. Me refiero al Mizoguchi de "Vida de Oharu, mujer galante" (1952), al Ozu de "El sabor del sake" (1962) y sobre todo al Kobayashi de monumental "La condición humana" (1959-61) y al Imamura de "Historia del Japón de posguerra contada por una camarera" (1970). Perlas fundacionales para entender un siglo convulso.


Decíamos al principio que "El ejército de Dios sigue en marcha" es más que cine. Es una experiencia singular que reconcilia al hombre con los relatos orales y la inmortalidad de las imágenes. Que honra profundamente a los ausentes, causando una gran conmoción al espectador, aunque aleccionándolo sobre la devastación de la guerra y sus trágicas consecuencias en los seres humanos. Filme indispensable. Inevitablemente emocionante, pues se resiste al olvido, como la tumba de los soldados que no volvieron. Y a la vez, terriblemente melancólico, pues el presente indica, a tenor de los acontecimientos, que seguimos sin aprender lo suficiente.


FICHA TÉCNICA: País Japan Año 1987 Duración 122 min. Producción Shisso Production, Imamura Productions, Zanzou-sha Director Kazuo Hara Guionista Kazuo Hara Director de fotografía Kazuo Hara Productor Sachiko Kobayashi Reparto Kenzo Okuzaki, Riichi Aikawa, Masaichi Hamaguchi, Toshio Hara, Shichiro Kojima, Masao Koshimizu, Taro Maruyama, Shizumi Okuzaki

2 comentarios:

Beatriz de Bobadilla dijo...

Veo que asistió al Festival Internacional de Cine de Las Palmas. Fue un placer ver este documental presentado y luego comentado por el propio Hara. De visión obligada para comprender la Historia del siglo XX. Fantástica crítica. 100x100de acuerdo.

Anónimo dijo...

y que lo digas, allí estuve disfrutando de esta maravilla