01 mayo 2011

Adios y gracias Ernesto



Se ha ido sin cumplir el centenario aunque eso tenga poca importancia cuando se han escrito algunos de los libros más importantes que la Literatura Universal en lengua castellana ha podido soñar.
Fue una figura controvertida (no es éste el momento de debatir sobre ella) en lo político y lo ético. Como sus propios personajes. Llenos de contradicciones, del desasosiego que produce la modernidad, del pesimismo y la fatalidad de una realidad indeseable. Como el Juan Pablo Castel y la María Iribarne de "El tunel" (1948), la Alejandra Vidal y Martín de "Sobre héroes y tumbas" (1961). Por citar solamente dos de sus obras de obligada lectura.


Al leer a Sábato, uno de siente recompensado de poder vivir para alcanzar momentos inexplicables que solamente se alcanzan con la lectura. Con su ausencia, se pierde una peculiar forma de entender el mundo y expresarlo con palabras. Y ahora, que ha llegado el fin te digo:


"Ernesto, nunca fuiste un escritor fácil. Más bien encarnaste una prosa densa y oscura. Y al mismo tiempo nos descubrías, con diferentes formas (desde la novela policial al relato periodístico) las inevitables desdichas de los seres humanos. Todo bien medido, cohesionado y calculado. Se veía claro que fuiste de ciencias. Todo bien impregnado de una cierta metafísica, de atmósferas inquietantes que terminaban desembocando en lo sobrenatural. Aunque para tí lo fantástico fue siempre una excusa, una metáfora o una alegoría para alcanzar los misterios de la realidad. Por todo ello te digo adios de corazón y gracias por tus libros. Tenías que haber vivido 5000 años. Te echaremos de menos"

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