27 junio 2007

Crítica de Cine (XLVIII): Tideland (2005)


DELIRANTE ESPERPENTO VISUAL

Los llamados Clásicos son inmortales. Esta sentencia será exacta e inapelable siempre y cuando haya un hombre vivo capaz de admirar, redescubrir y releer estas grandes obras. Es por eso que las continuas readaptaciones de los grandes títulos de la Literatura Universal nunca sobran. Es más, incluso son necesarias, pues arrojan luz sobre las más gloriosas letras que un ser humano pudo escribir. “Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carrol pertenece a la estirpe magna de aquellos que aúnan inmortalidad y grandeza a partes iguales.
Así Terry Gilliam, uno de los cineastas más adorados por los grupos cinéfilos más exigentes, readapta el clásico de Carrol en “Tideland” (2005). Hay que decir de entrada que la Alicia de Gilliam es más un vago referente que un modelo a encarnar en imágenes, más una idea que un cuerpo. La razón es que el que fuera uno de los miembros de los reputados Monthy Pyton y director de célebres títulos como “Brazil” (1985) o “Doce monos” (1995) aboga en esta ocasión por una fantasía indeterminada. Indeterminada porque Gilliam ofrece un torrente visual absolutamente delirante, rebosante de un onirismo de altos vuelos en el que la ruptura de la narración es total. La historia de una niña de vida miserable en la América profunda sin más compañía que la de sus muñecas descuartizadas, en medio de parajes desolados, padres fallecidos a causa del consumo excesivo de drogas (preparadas por ella misma), vecinos raros, una loca y perversa taxidermista y un deficiente intelectual. Ingredientes éstos en los que Gillian cree encontrar un filón en el que reflejar una fantasía que no es, ni más ni menos, que la pura evasión de un dolor y una soledad que presionan a la desesperada infante.
Sin embargo, un filme prometedor de inicio, se desvía del sendero de la fantasía infantil para transitar los áridos caminos de un horror hiperrealista de trazo grueso y mal gusto. Domina todo el filme una especie de puesta en escena excesiva, muy de cara a la galería, con movimientos continuos de cámara tratando de plantear un discurso serio y trascendental, cuando en realidad las consecuencias de tanto barroquismo encierran un vacío absoluto y cierta banalidad. Por momentos nos ahogamos entre tanto ornamento esteril.
Imágenes, en fin, que conociendo al cineasta en cuestión, no pueden responder más que a un estado de decadencia creativa. Decadencia, todo hay que decirlo, que ya quisieran para sí otros cineastas carentes del talento y la imaginación de Terry Gilliam. Puestos a destacar algo, se diría que la niña protagonista (Jodelle Ferland) se come literalmente la cámara y que el sórdido mundo en el que le ha tocado crecer se convierte en una suerte de parque de la felicidad a través de sus bellos ojos. Y es que al final todo se define según el punto de vista.


FICHA TÉCNICA:

Dirección: Terry Gilliam.Países: Reino Unido y Canadá.Año: 2005.Duración: 122 min.Género: Drama, fantástico.Interpretación: Jodelle Ferland (Jeliza-Rose), Jeff Bridges (Noah), Janet McTeer (Dell), Brendan Fletcher (Dickens), Jennifer Tilly (Gunhilda), Dylan Taylor (Patrick), Wendy Anderson (mujer), Sally Crooks (madre de Dell).Guión: Tony Grisoni y Terry Gilliam; basado en la novela de Mitch Cullin.Producción: Jeremy Thomas y Gabriella Martinelli.Música: Mychael Danna y Jeff Danna.Fotografía: Nicola Pecorini.Montaje: Lesley Walker.Diseño de producción: Jasna Stefanovic.Dirección artística: Anastasia Masaro.Vestuario: Mario Davignon y Delphine White.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se estrenará esto?

Anónimo dijo...

lo veo dificil, pero la puedes encontrar en emule. Yo soy un fan de Terry Gilliam pero pienso como Silverman.Altipo se le ha ido lapinza