19 noviembre 2008

Cinema Revival (LXXXVII): Fuerza bruta (1947)


IDEOLOGÍAS QUE SE FUERON

El cine es más grande que la vida cuando retrata ésta con el realismo adecuado, la sensibilidad correcta y los valores propios que se le presuponen a cualquier cineasta con afán pedagógico y artístico de transformar el mundo. Hubo un cine preocupado por los problemas de su tiempo. No significa que ahora no lo haya pero vivimos días de conformismo y falta de riesgo en el arte. Vivimos los tiempos más difíciles que caben imaginar y revisando filmes como “Fuerza bruta” (1947) de Jules Dassin resulta inevitable mirar atrás en frenética búsqueda del radicalismo y la honestidad perdida.
“Fuerza bruta” es la obra de un rebelde, de un represaliado por el Mcarthismo que sufrió el exilio desde las tripas de la democracia más antigua de la contemporaneidad. ¿Paradojas del siglo XX? No, creerse libre es peor que no serlo y esa es la tragedia americana en toda su amplitud.
El filme de Dassin retrata, probablemente como nunca se ha hecho ni se hará, la vida de un penal de alta seguridad. Y no se hará nunca porque su anhelo es el de la reivindicación contundente de la rehabilitación del individuo. No se recrea en la violencia sino que la muestra como factor deshumanizador de personas que cometieron errores en su vida. Se muestra Dassin durante todo el metraje del filme en un gran creador de atmósferas. Atmósferas asfixiantes o terroríficas herederas del expresionismo mudo alemán. O incluso se erige en maestro de escenas más intimas en la que hace alarde de recursos narrativos como flash-backs en los que nos recuerda que los presidiarios protagonistas tuvieron vida, sueño e ilusiones más allá de los barrotes de su celda. Subyace en cada palabra, en cada gesto y en cada acto la inteligencia de confrontar dos modelos de convivencia: el de la fuerza y la violencia frente al de la comprensión e integración del otro y la redención posible de uno mismo. Dassin se adelanta a Foucault y trasciende con sus imágenes hacia el pensamiento de Tocqueville, Alejandro Dumas o Víctor Hugo pasado por el tamiz del noir de Chester Himes.
Se trata, en fin, de una Obrita Maestra injustamente olvidada y un filme de obligada visión, no solo para cualquier cinéfilo que se precie, sino para todo individuo que desee disfrutar y reflexionar de un filme imprescindible por su humanismo. Y hoy, en estos tiempos de incertidumbre y confusión en el que todo vale, lo blanco y lo negro, sin autocrítica ni humildad, en el que los paladines del libre mercado se lanzan a rescatar empresas como comunistas ortodoxos y los especuladores se mantienen en su trono con la connivencia del poder político. Hoy, que las ideologías se han ido y solamente queda un vacío, y todo por reconstruir, todo por hacer, podría ser acertado que filmes como “Fuerza bruta” , entre otros muchos, sean guías validas del camino a seguir en el futuro.

FICHA TÉCNICA:

Título Oríginal: Brute Force Año: 1947 Duración: 98 min. Director: Jules Dassin Guión:
Richard Brooks (Historia: Robert Patterson) Música: Miklós Rózsa Fotografía: William H. Daniels (B&W) Reparto: Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Sam Levene, Howard Duff, Art Smith, Jeff Corey, Yvonne De Carlo, Ann Blyth, Ella Raines, Anita Colby, John Hoyt, Jack OvermanRoman Bohnen, Sir Lancelot, Vince Barnett, Jay C. Flippen, Richard Gaines, Frank Puglia

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